Ser sincero implica una concordancia entre lo que se dice, se piensa y se vive
La sinceridad no es un valor para cobardes-. Vivir sin miedo a la verdad, sin duda alguna, no es de personas temerosas. Hay que ser fiero para vivir sin caretas, sin miedo, al qué pensarán de mi, de lo que realmente soy, de lo que pienso, de lo que vivo, de mi pasado y de lo que quiero.
Tienes que tener coraje y determinación, para enfrentar ese miedo abrazador y paralizante que da el que juzguen, aquello que otro puede considerar malo o errado.
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Se tiene que ser muy valiente para responder con sinceridad a cualquier interrogante que se te plantee, sin olvidar que la sinceridad, radica en revelar tu verdad, no la del otro, en vista, que realmente por mas que lo intentes, no puedes saber totalmente que piensa o sienten los demás.
De igual forma, es vital recordar que la sinceridad siempre debería ir acompañada de empatía y responsabilidad, porque, la verdad aunque es una, tiene muchos rostro, los cuales podrás ver según la realidad de cada quien.
Es preciso tener en cuenta que este intangible regalo no tiene precio, pero es de personas de alto valor.
EO // Redacción Lennys Fernández