Un estudio reciente vuelve a poner de manifiesto la existencia de diferencias vinculadas a la productividad en el ámbito científico argentino entre varones y mujeres. El análisis determinó que ellas publican mucho menos en prácticamente todas las categorías dentro de la carrera de investigación.

Género y ciencia: un cristal duro de romper. En la Argentina, convertirse en una persona dedicada a la ciencia conlleva numerosas etapas.

El inicio se da con un doctorado y luego un posdoctorado, sigue el ingreso a la carrera de investigador en la categoría de asistente, continúan la de adjunta, independiente, principal y finalmente superior.

Lleva años recorrer este camino y las dificultades que se pueden presentar son infinitas, tanto en lo laboral como en lo personal.

Pero, el terreno por el que se marcha ¿es el mismo para varones y mujeres? ¿Las batallas a enfrentar son equitativas?

Un estudio publicado en la revista The Public Sphere señala que, definitivamente, en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (STEM, en inglés), las mujeres investigadoras llevan las de perder: no sólo publican un menor número de artículos científicos que sus pares varones, sino que también cuentan con menos publicaciones en libros y patentes adjudicadas.

Daniela Belén Risaro, Milagro Urricariet y Camila Prudente son colegas del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que trabajan en problematizar y visibilizar las desigualdades entre varones y mujeres en el ámbito científico.

«A las tres nos interpelan las problemáticas de género y observamos que aún faltan datos y estadísticas que permitan evidenciar las brechas existentes en múltiples ámbitos estatales para diseñar e implementar políticas nuevas basadas en evidencia», señaló Prudente, becaria doctoral en Exactas UBA y coautora del artículo.

De acuerdo con el estudio, en promedio, las mujeres publican en revistas científicas un 20 por ciento menos que los varones, desigualdad que se mantiene durante casi toda la franja etaria analizada.

La mayor diferencia se da a partir de los 40 años, donde se alcanza hasta un 24 por ciento de desventaja.

Para las autoras, una hipótesis acerca de esto es que a esa edad muchas mujeres deciden maternar y su producción científica disminuye.

Sólo las pocas que pertenecen a la categoría más alta (64 de los 238 totales de ese escalafón) logran superar a sus pares varones por un 26 por ciento.

Esta reversión evidenciaría que únicamente aquellas con perfiles altamente competitivos sortean las exigencias impuestas y alcanzan finalmente el rango de superior.

Más allá del número, la calidad de los artículos también se ve afectada: las investigadoras tienden a publicar un 37 por ciento menos en revistas catalogadas como Q1 (aquellas que son las más prestigiosas y afamadas).

Para el análisis se procesaron datos públicos de 39.525 mujeres y 29.027 varones, disponibles en el Sistema de Información de Ciencia y Tecnología Argentino (Sicytar) para el período 2011-2018 (último año para el cual había información), clasificados en diferentes ítems: número total y tipo de publicaciones realizadas, rango jerárquico académico, edad, patentes solicitadas y otorgadas.

¿Y qué sucede en el campo de las invenciones? Del total de 5.626 pedidos de patentes registrados, se observó que sólo el 39,7 por ciento de estas corresponden a mujeres.

Esto se mantiene incluso dentro de las patentes adjudicadas, en donde de un total de 1.655, sólo el 38,6 por ciento le pertenecen a ellas.

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