El impacto de las expectativas en el futuro de los niños

Para que los niños se conviertan en buenos seres humanos, debemos ser comprensivos con sus errores y desperfectos
El impacto de las expectativas en el futuro de los niños

El impacto de las expectativas en el futuro de los niños –. Muchas veces, las metas que anhelamos, son determinadas por las expectativas de otras personas. Solemos esmerarnos en alcanzar ciertos logros, no porque realmente lo deseemos, sino porque es el deseo de alguien más.

Generamos dichas expectativas en los demás, en su mayoría, como resultado de haber cumplido con ciertos objetivos en nuestras vidas. Como es el caso de las personas que han tenido buenas calificaciones durante su tiempo en la escuela.

Desde el momento en que llegar a casa con la máxima calificación se vuelve la costumbre, ya nunca se esperará que esto sea diferente. Convirtiendo ese escenario, en una situación absolutamente inaceptable.

Y no sucede solo en la vida académica, todos recibimos una etiqueta desde que somos niños, en función de aquello en que más nos destacamos. “El niño inteligente, el educado, el atlético, el que es bueno con todos”, y así, muchísimas etiquetas más. El problema radica en que dichas etiquetas condicionan las decisiones y personalidades de los niños, forzándolos a tratar de siempre cumplir con estas expectativas.

Lo cierto es, que no somos perfectos, estamos colmados de características que nos vuelven complejos, y a su vez, la vida nos presenta circunstancias que nos obligarán a salir de nuestra zona de confort. Eventualmente, el niño con buenas calificaciones reprobará un examen, el niño que es bueno en deportes perderá un partido, e incluso, el niño que siempre ha sido bueno con todas, algún día no estará dispuesto a brindar su ayuda.

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Es grandioso tener cualidades y áreas en las que podemos destacarnos, pero somos seres humanos. Los errores y la diversidad, son dos de nuestras principales características, por ende, no podemos ser perfectamente buenos, y eso, no tiene nada de malo.

Si de verdad queremos que los niños desarrollen su potencial y se conviertan en buenos seres humanos, debemos ser comprensivos con sus errores y desperfectos. Solo así, podemos realmente instruirlos y ayudarlos a mejorar como personas.

Para apoyar a las nuevas generaciones en la construcción de su futuro, es fundamental que entendamos esto. Mostremos comprensión, y no tratemos de encasillar a nadie en una simple etiqueta.

Porque nosotros también somos imperfectos, y tenemos aún mucho que aprender. Si nos quedáramos con la idea de que solo destacamos por una característica, y únicamente tratáramos de cumplir con la expectativa que otros tienen de nosotros, jamás seríamos capaces de alcanzar nuestra verdadera autenticidad.

EO// Redacción: Roynel Rojas