En particular, el país se posiciona como el 15º productor mundial de fresas y el tercero en Latinoamérica, con una producción que supera las 100.000 toneladas anuales

Universidad colombiana crea recubrimiento orgánico que prolonga la vida útil de las frutas – La conservación de frutas frescas es un desafío constante en la industria alimentaria. Tras su cosecha, estos productos siguen respirando y madurando, lo que acelera su deterioro. Además, algunas frutas son especialmente sensibles a las bajas temperaturas, lo que limita las opciones de almacenamiento.
Colombia, gracias a su ubicación y diversidad climática, es uno de los principales productores agrícolas del mundo. Entre sus productos destacados se encuentran el café, el banano, el cacao, las flores y una gran variedad de frutas.
A pesar de su crecimiento, el sector agrícola colombiano enfrenta retos importantes como el manejo postcosecha, la cadena de frío, la transportación y la conservación de los productos.
Frente a esto, un equipo de investigación de la Universidad del Valle desarrolló una solución innovadora: un recubrimiento orgánico que prolonga la vida útil de la fresa y otros frutos, reduciendo las pérdidas causadas por hongos y microorganismos.
“Nos interesamos en la fresa porque es una fruta ampliamente consumida por sus cualidades sensoriales y nutricionales, y porque tiene gran importancia económica a nivel mundial, nacional y local”, explican Angie Pinilla y Esteban Flórez, autores del proyecto, presentado como trabajo de grado y avalado por el Sistema de Control y Proyectos de Investigación de la Universidad del Valle.
La investigación partió del análisis de los hongos responsables del deterioro de la fresa, entre los que se identificaron principalmente: Aspergillus niger, Rhizopus stolonifer y Botrytis cinerea, conocidos comúnmente como moho.
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El equipo detectó que la bacteria Lactiplantibacillus plantarum desempeñaba un papel clave en inhibir el crecimiento de estos hongos. A partir de esto, crearon un entorno propicio para que estas bacterias actuaran como defensa biológica contra los patógenos.
La innovación principal consistió en utilizar bacterias del género Weissella confusa para producir exopolisacáridos, sustancias secretadas por microorganismos que mejoran su capacidad de adherencia, comunicación y protección frente a condiciones adversas. Estos compuestos forman la base del recubrimiento.
La fruta fue sometida a pruebas rigurosas para evaluar acidez, pH, pérdida de peso, firmeza y grados Brix (azúcares solubles). Los resultados mostraron que la mezcla orgánica mantenía la textura, no alteraba el sabor y minimizaba la pérdida de peso.
El resultado fue un recubrimiento natural capaz de aumentar la resistencia de la fruta fuera de refrigeración, protegiéndola también frente a presiones mecánicas como golpes durante su manipulación y transporte.
EO// con información de: NTN24