Son ideales para servir en cualquier época del año, como cierre de un menú de celebración o siempre que te apetezca un dulce refrescante y delicioso
Semifrío de yogur con nueces y ciruelas delicioso, refrescante y fácil-. Los semifríos son de esos postres helados que siempre causan sensación en la mesa. Y es que, además de tener una presentación supervistosa, su textura es tan suave y cremosa que cautiva a todo el mundo, incluso a las personas más sibaritas. A medio camino entre un helado y una mousse, lo bueno, es que son facilísimos de preparar (si tienes poca experiencia también te quedarán perfectos) y, además, no necesitan heladera.
Ingredientes:
- 3 yogures griegos naturales
- 100 mililitros de nata para montar
- 100 gramos de azúcar
- 100 gramos de nueces peladas
- 5 ciruelas
- 1 hoja de gelatina
- 1 ramita de menta
Paso a paso:
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- Tritura las ciruelas
Lava las ciruelas bajo el agua del grifo, sécalas con papel absorbente de cocina y pela cuatro de ellas. Retira el hueso, trocéalas, colócalas en el vaso de la batidora y tritúralas. - Bate los yogures
Sumerge la gelatina en un cuenco con agua fría y déjala durante 2 minutos para que se hidrate. Coloca los yogures en otro cuenco, agrega el azúcar y bátelos con la ayuda de unas varillas manuales. - Mézclalos con la nata y la gelatina
Calienta 30 mililitros de nata en un cazo, retírala del fuego y disuelve en ella la gelatina bien escurrida. Agrega poco a poco el yogur y remueve con una espátula. Monta el resto de la nata y añádela también. Incorpora el puré de ciruela y la mitad de las nueces picadas. Mezcla bien. - Guarda en el congelador
Vierte la preparación en un molde rectangular forrado con papel sulfurizado y déjalo en el congelador durante unas 3 horas. Transcurrido el tiempo, retíralo, deja que se ablande un poco y desmóldalo en una fuente. - Decora y sirve
Corta la ciruela restante en láminas finas y cubre con ellas el semifrío de yogur. Reparte por encima las nueces picadas restantes y decora con unas hojitas de menta lavada. Sirve enseguida.
Una de las claves de esta receta es utilizar bien la gelatina. Primero, debes dejarla remojar en un cuenco con agua fría para que se hidrate y, luego, una vez bien escurrida, mezclarla con la nata caliente y el resto de ingredientes. Un apunte: es importante no dejarla hervir porque pierde su poder gelificante.
EO/// Con información recopilada de: COCINAFÁCIL