Con 2,72 metros, Robert Pershing Wadlow fue el hombre más alto del mundo. Pero, lamentablemente, este “gigante amable” no vivió mucho tiempo
Robert Wadlow, el hombre más alto de todos los tiempos

Robert Wadlow, el hombre más alto de todos los tiempos. El hombre más alto del mundo nació tranquilo, saludable y aparentemente sin ningún tipo de complicación. El 22 de febrero de 1918 en Alton, Illinois (EE.UU.), Addie Wadlow dio a luz a un bebé de 3.8 kilogramos llamado Robert Pershing Wadlow. Como todo bebé en desarrollo, Robert Wadlow comenzó a crecer durante su primer año de vida. Pero algo lo comenzó a diferenciar de la mayoría de bebés: su extraordinaria manera de ganar estatura.

Cuando tenía 6 meses, el bebé ya pesaba 14 kg (el peso medio aproximado de un niño de esa edad es de 8 kg). Al celebrar su primer cumpleaños, alcanzaba un peso de 20 kg y seis meses después 30 kg. A los dos años su estatura era de un metro.

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Realmente su forma de crecer era descomunal.

Wadlow cumplió 5 años y ya medía 1,69 metros, por lo que necesitó vestir ropa hecha para adolescentes. Y cuando llegó a su octavo cumpleaños, ya sobrepasaba la estatura de su padre. Con una altura de aproximadamente 1,83 metros siendo apenas un niño, Wadlow pronto comenzó a rebasar la talla de la mayoría de los adultos.

Así entonces, a los 14 años, se convirtió en el Boy Scout más alto del mundo con 2,24 metros. Como era de esperar, tuvo que fabricarse un uniforme especial para él, ya que los tamaños convencionales ciertamente no le encajaban.

Al graduarse de la escuela secundaria, Wadlow medía 2,54 metros de alto. Pero sorprendentemente, aún no había terminado de crecer , y al final alcanzaría una altura de 2,72 metros. Incluso al momento de morir, su cuerpo continuaba creciendo y no mostraba signos de desaceleración.

Con todo esto, surgen varias preguntas: ¿Qué hizo que alcanzara semejante altura? ¿Por qué su crecimiento no se detenía? ¿Y por qué su muerte se dio siendo tan joven?

¿Por qué el hombre más alto del mundo era tan alto?
El diagnóstico que los médicos finalmente determinaron a Wadlow fue hipertrofia de la glándula pituitaria, una condición que causó un crecimiento acelerado y excesivo debido a un nivel anormalmente elevado de hormonas de crecimiento humano en el cuerpo. Su familia se enteró de esta condición cuando Wadlow tenía 12 años.

Si el nacimiento de Wadlow se hubiese presentado por estos tiempos, seguramente no se habría vuelto tan alto, dado que ahora se cuenta con cirugías y tratamientos avanzados que pueden ayudar a frenar el crecimiento. Pero en ese entonces, a los cirujanos les aterrorizaba la idea de operar a Wadlow, ya que no contaban con la suficiente certeza como para poder ayudarlo.

Y así se dejó que Wadlow siguiera creciendo. Pero pese a que su tamaño era cada vez mayor, sus padres decidieron llevar su vida lo más normal posible.

Las escuelas adaptaron pupitres especiales para él, añadiendo bloques de madera en la parte inferior para que no tuviera que encorvarse durante las clases. Y dado que Wadlow era el mayor de otros dos hermanos y dos hermanas (todos de estatura y peso promedio), jugaba con sus hermanos y participaba en muchas de las mismas actividades que ellos realizaban.

Wadlow coleccionaba estampillas como aficionado y uno de sus hobbies fue la fotografía. Durante sus primeros años de adolescencia, participó activamente en los Boy Scouts. Al terminar la secundaria, se inscribió en Shurtleff College para estudiar derecho, aunque no funcionó. Eventualmente se unió a la Orden Internacional de DeMolay y en esta institución se convirtió en masón.

Si bien gozaba de relativa salud durante su juventud, pronto comenzó a presentar algunas afecciones. Debido a su altura extrema, padecía de baja sensibilidad en piernas y pies. Esta alteración a menudo significaba no darse cuenta de problemas como ampollas o infecciones a menos que se chequeara. Las circunstancias entonces lo llevarían a tener que usar aparatos ortopédicos para las piernas y un bastón para moverse.

Pese a todo, Wadlow prefería caminar solo, nunca valiéndose de una silla de ruedas, incluso si eso lo hubiera ayudado mucho.

Robert Wadlow se convierte en una celebridad

En 1936, el Ringling Brothers Circus descubrió a Wadlow. Los dueños de este espectáculo ambulante sabían que él sería un excelente complemento para su espectáculo, más aún cuando lo exhibieron junto a personas pequeñas que ya formaban parte del circo. Para el deleite del público, accedió a hacer una gira con ellos.

Como era de esperar, el hombre más alto del mundo cautivó a una gran multitud donde quiera que iba durante esos espectáculos circenses. No pasó mucho tiempo y ya era una celebridad.

Wadlow también se convirtió en embajador de Peters Shoe Company. Con todas sus apariciones públicas, finalmente alcanzó a visitar más de 800 pueblos en 41 estados. No solo se convirtió en el rostro de la compañía de zapatos, sino que también comenzó a recibir zapatos talla 37AA que fabricaron exclusivamente para él de forma gratuita.

Ciertamente, los artículos gratuitos fueron de gran ayuda, ya que sus zapatos a menudo costaban cerca de cien dólares por par (un precio bastante alto en ese entonces).

Para que Wadlow pudiera viajar por el país, su padre tuvo que modificar el coche de la familia. Removió el asiento del pasajero delantero para que su hijo pudiera sentarse en el asiento trasero y estirar las piernas. Si bien Wadlow amaba su ciudad natal, siempre se le vio entusiasmado con la opción de visitar otros lugares.

Cuando no estaba promocionando zapatos o participando en espectáculos secundarios, el hombre más alto del mundo disfrutaba de una vida relativamente tranquila. Sus amigos y familiares lo recordaban como afable y educado, lo que le valió el apodo de «gigante amable». Era común ver a Wadlow tocando la guitarra y trabajando en su fotografía, hasta que sus manos, cada vez más grandes, comenzaron a ser un problema.

Aunque la vida del hombre más alto del mundo fue sin duda emocionante, en ocasiones también fue bastante difícil. Las casas, los espacios públicos y los artículos domésticos en general no estaban hechos precisamente para un hombre de su tamaño y, a menudo, tenía que hacer concesiones y ajustes para poder ejecutar tareas sencillas.

Como si fuera poco, tuvo que utilizar aparatos ortopédicos en las piernas para poder caminar. Si bien estos aparatos ortopédicos ciertamente lo ayudaron a mantenerse erguido, también fueron determinantes al momento su caída.

Una vida inspiradora truncada

A raíz de la falta de sensibilidad en sus piernas, a Wadlow se le hizo difícil detectar cuando un aparato ortopédico que no le ajustaba bien le rozaba el tobillo. Y eso fue lo que exactamente sucedió en 1940.

Mientras Wadlow aparecía en el Festival Forestal Nacional Manistee de Michigan, no notó que se le había formado una ampolla en la pierna. La ampolla estaba tan inflamada que muy pronto se infectó causándole a Wadlow una fiebre alta. Cuando sus médicos se dieron cuenta de lo sucedido, de inmediato lo intervinieron, recurriendo a una transfusión de sangre y una cirugía de emergencia.

Por desgracia, no pudieron salvar la vida de Wadlow. Al parecer, su extraordinaria altura lo había dejado con un sistema inmunológico debilitado y finalmente sucumbió a la infección.

Sus últimas palabras fueron: “El médico dice que no llegaré a casa para la… celebración”, refiriéndose a la fiesta de las bodas de oro de sus abuelos.

Un legado tan grande como él

Aunque murió a una edad temprana, Robert Wadlow dejó literalmente un legado tan grande como él. Desde 1985, una estatua de bronce de tamaño natural de Wadlow se ha mantenido orgullosa en Alton, en el campus de la Facultad de Medicina Dental de la Universidad del Sur de Illinois.

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EO// Con información de: Grandesmedios.com