El rebaño principalmente de cabras alpinas produce aproximadamente 60 litros de leche diarios, destinados a la comercialización
¡Por cruce genético! Producen más leche caprina en Falcón. Un día en la finca la Peticera, ubicada en el sector el Recreo del municipio Miranda (Coro) del estado Falcón, comienza muy temprano con el balido de las cabras que se juntan en una melodía perfecta para anunciar que están preparadas para el ordeño.
Cerca de 30 animales integran el rebaño caprino de varios tipos de razas que coexisten en una amplia extensión de tierra que colinda con el Parque Nacional Médanos de Coro. Justo a las seis de la mañana, las cabras desfilan por el soleadero, una especie de pasarela adecuada para extraer la leche de las manos de la familia Petit Montero.
Hilmarg Montero y Ricardo Petit, TSU en Agropecuaria mención Producción Animal ajustaron el hábitat con aproximadamente media hectárea de pasto para su alimentación y una infraestructura adaptada para la cría confinada o el pastoreo.
El rebaño principalmente de cabras alpinas produce aproximadamente 60 litros de leche diarios, los cuales son destinados a la comercialización de dulce de leche, típica de la región, y la leche líquida. Desde la rutina tras cada apretón en las ubres, Montero afirma que para obtener productos de calidad debe efectuarse un cuidado y manejo de los animales con altos estándares.
“En el año 2002 ambos egresamos de la Universidad Politécnica Alonso Gamero IUTAP con muchas expectativas, desde allí ha sido toda una aventura y un reto poner en práctica los conocimientos para consolidarnos como productores”, enfatizó.
Sin embargo, fue desde el patio de su casa que descubrió que la producción de leche era proporcional a los cuidados otorgados a los animales en cuanto a alimentación, trato, hidratación y evaluación veterinaria.
Es por ello que cada gota de leche lleva impregnada una labor llena de amor, dedicación y entrega que se ve traducida en productos derivados con calidad, entre ellos queso, yogurt, suero, dulce y leche líquida.
Cruce para fortalecer la calidad
La pareja dedicada a la cría caprina vio una oportunidad para aportar a la producción regional y a su vez mejorar sus productos, en lo que hace 20 años atrás era un tabú en el sector, la inseminación artificial y el cruce genético.
En el mismo año 2002 inició el trabajo de cruzamiento, para la fecha solo se encontraban mestizos canarios, por lo que incursionaron con animales de alto valor genético lo que les aportaba un nivel de leche importante. Y ya para el 2003 implementaron el uso de la inseminación artificial.
En el proceso estuvieron acompañados por la médico veterinario Eglines Reyes, pionera de la inseminación artificial en el país, con el uso de la técnica transcervical. El mejoramiento genético se efectuó con un mestizo 3/4 alpina y 1/4 Nubian del aprisco Caruao, propiedad de Carlos Ignacio Pérez.
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Mientras que la técnica de inseminación artificial fue con pajuelas de la raza Anglonubian de la empresa Alta Genética de Brasil. A partir de ese momento trabajaron con las razas Alpina americano, Toggemburg, la Mancha, Anglonubian y Boer, todas muy buenas y versátiles para el trópico.
Con la Corporación Cerrito Chevere de José Gregorio Ruiz en Jadacaquiba (municipio Falcón) construyeron una cabra lechera con genes criollos utilizando el ecotipo de la zona. También hicieron trabajos en Paraguaná con el Fundo La Milagrosa en Santa Ana (municipio Carirubana) y en Caruao, estado La Guaira, con el señor Carlos Ignacio Pérez. Actualmente realizan el cruce con aprisco de animales en pie para continuar con la raza Alpina.
Inicios con campanita
Agroinversiones El Aprisco empezó hace 20 años con una pequeña cabra llamada campanita, perteneciente a la agrupación de cabras canarias. “Esta cabra hizo su trabajo porque en Venezuela teníamos una producción de leche de cabra baja a pesar de que habían amplios rebaños sobre todo en Falcón, Lara, y parte de Zulia, con ella se impulsó al producción”, precisó.
Empezaron en el patio de su casa ubicada en la parroquia San Antonio del municipio Miranda (Coro), allí dieron el primer paso para luego optar por un crédito que los llevó a tener 15 animales y fomentaron la unidad de producción cien por ciento tabulada, es decir, los animales están en confinamiento y no pastorean, se les suministra todo en el corral.
El proceso de inseminación y cruce genético se prolongó hasta el año 2015 cuando la recesión económica desapareció los insumos, el nitrógeno y perdieron las pajuelas. Sin embargo, gracias a la trayectoria construida concentraron un material importante genético para mantener los cruzamientos que desde el año pasado empezaron a recuperarse.
Resultado de los esfuerzos genéticos
Los esfuerzos por fortalecer la raza, con las mejoras genéticas, hicieron que produjeran queso semi blando con especies, naturales, además de yogurt, suero, dulce de leche en cortado y entero. Se convirtieron en un referente regional en la comercialización de leche líquida para la alimentación de cientos y miles de niños falconianos por la calidad del producto y el cumplimiento de las normas sanitarias.
No obstante, el abanico de oferta se vio afectado por los costos de rentabilidad, luego de estar en el mercado por 10 años en varias cadenas de supermercados, panaderías, bodegones y estaciones de servicios. Además de la colocación de sus productos en otros estados como Distrito Capital, Aragua y Carabobo.
Tras la pandemia la producción empezó a recuperarse, pero esta vez concentraron sus esfuerzos en la producción de dulce de leche y leche líquida.
EO// Con información de Últimas Noticias