Usar estas palabras puede generar incomodidad incluso dañar relaciones interpersonales, es necesario educar sobre la importancia de expresarse de manera respetuosa
Palabras obscenas: Un mal hábito que los padres deben corregir. Muchas veces los maturineses ignoran que estamos frente a una crisis latente respecto a la perdida de modales, ya sea por un ambiente estresante o un momento de ira, expresamos nuestra frustración de la peor forma posible, ignorando el impacto de estas.
El uso de malas palabras o groserías en nuestro vocabulario cada vez es más común, a tal punto que se ve como algo normal, y es que muchos niños las aprenden desde pequeños, ya sea en casa, en la escuela o en su entorno social, por eso es fundamental concienciar sobre el impacto negativo que tienen las malas palabras en la comunicación y en las relaciones interpersonales.
Evitar su uso promueve un ambiente más respetuoso y amable, también es importante recordar que los niños imitan lo que ven y escuchan, por lo que, como adultos, tenemos la responsabilidad de dar el ejemplo y fomentar un lenguaje positivo.
Aleska Bastardo, docente de 1° grado en la unidad educativa “Andrés Eloy Blanco” ubicada en Cachipo, municipio Púnceres, menciona que hoy en día es parte de la cotidianidad ver casos poco frecuentes, pero aun presentes de niños que se expresan de forma inadecuada, en las instituciones educativas en general.
Donde el niño (a), puede reflejar un vocabulario con groserías u obscenidades presentes, mayormente esto se refleja en niños de una edad más avanzada como 4to, 5to, y 6to grado, aunque también en edades pequeñas, pero no son tan comunes, generalmente lo hacen a espaldas del docente, ¿Por qué? Porque las escuelas fomentan un lenguaje adecuado, civilizado y respetuoso donde este tipo de conducta no es permitido.
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En los adolescentes se ve reflejada esta actitud fuera de sus hogares, debido a la presión social, o que sienten la confianza de hacerlo con sus amigos porque lo ven divertido.
A diferencia de ahora, que esta conducta se ve desde temprana edad, los ancianos mencionan que ellos empezaban a usar estas malas palabras una vez separados del ceno materno, cuando ya eran adultos independientes con trabajo y familia, incluso delante de sus padres ya mayores guardaban respeto y temor de decirlas siendo ellos personas adultas.
Usar estas palabras puede generar incomodidad incluso dañar relaciones interpersonales, es necesario educar sobre la importancia de expresarse de manera respetuosa y buscar alternativas para comunicar emociones fuertes y frustración.
Si bien las instituciones fomentan un vocabulario respetuoso es necesario hacer énfasis que la formación de los buenos modales y los valores que se imparten, debería venir del hogar, la familia son los primeros seres humanos con quien los niños interactúan.
EO//Redacción de: René Bravo