¿qué pasa cuando la luz disminuye o cambia de dirección?

No te descuides porque tu sombra también te puede traicionar – «No confíes en nadie, porque hasta tu propia sombra te traiciona» es una frase que desde pequeño te repetía tu madre con mucha constancia, más allá de su dramatismo, encierra una verdad incómoda y profunda de vulnerabilidad que surge al depositar nuestra fe ciegamente en otros, e incluso en aquello que creemos incondicionalmente nuestro.
Vivimos en una constante interacción con nuestro entorno, y en esa danza, la confianza se convierte en una moneda de cambio. Confiamos en amigos, familia, parejas, colegas, e incluso en instituciones. Esperamos que actúen con integridad, que cumplan sus promesas, que nos apoyen cuando lo necesitemos. Sin embargo, ¿qué sucede cuando esas expectativas se rompen? ¿Qué ocurre cuando aquellos en quienes más confiábamos nos fallan, nos engañan o nos decepcionan? Es en esos momentos cuando la sombra de la traición se cierne sobre nosotros, recordándonos la fragilidad de los lazos humanos.
Leer también: Las redes sociales cambio la manera de demostrar amor
La analogía de la sombra es poderosa. Nuestra sombra nos acompaña siempre, es parte de nosotros, un reflejo constante. Pero, ¿qué pasa cuando la luz disminuye o cambia de dirección? La sombra se desvanece, se distorsiona o incluso desaparece. De manera similar, las personas, influenciadas por sus propias circunstancias, intereses o debilidades, pueden cambiar. Sus lealtades pueden fluctuar, sus prioridades pueden desplazarse y, en ocasiones, incluso las personas más cercanas pueden actuar de maneras que nos hieren profundamente. Esto no es necesariamente un acto de maldad intrínseca, sino una manifestación de la complejidad de la naturaleza humana, donde el egoísmo, el miedo o la ambición pueden opacar la buena intención.
Esta perspectiva no busca fomentar el cinismo absoluto ni el aislamiento. No se trata de vivir en una fortaleza impenetrable, sino de desarrollar una confianza consciente y discernida. Implica entender que cada persona, incluyéndonos a nosotros mismos, es susceptible a errores y a tomar decisiones que pueden impactar a otros. Se trata de reconocer que la vulnerabilidad es parte de la experiencia humana y que, aunque el riesgo de ser traicionado siempre existe, la vida nos exige cierta apertura para crecer y conectar.
EO// Redacción de: Nangelys Gamboa