Mientras Romina rezaba, el doctor empezó a aplaudir

¡Milagro! La conmovedora historia que une al niño Lionel con el papa Francisco – Romina Ventureira, de la localidad de Los Telares —una ciudad del sur santiagueño ubicada a unos 272 kilómetros de la capital provincial—, vivía la peor escena que ninguna madre quiere atravesar. Su pequeño hijo, Lionel Coronel Ventureira, de apenas dos años, había caído en una cisterna de casi dos metros.
El pequeño se encontraba jugando en el patio de su abuela materna cuando sufrió el accidente: cayó en una cisterna de 1,80 metros de profundidad, llena de agua, donde permaneció durante cinco minutos flotando sin signos vitales.
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“Mi mamá se arrojó a la cisterna, sacó a Lionel de una pierna, le hizo respiración boca a boca y, como pudo, lo llevó al hospital”, recordó Romina Ventureira.
El niño no reaccionaba mientras la madre, desesperada, llegó al hospital de Los Telares, donde se encontró con el doctor Ricardo García Villaverde.
“Al examinarlo le sacamos toda la ropa mojada. El chico tenía un poco de agua en los pulmones y en el estómago. Lo abrigo, le ponemos oxígeno, le hacemos una vía, RCP… El chico tenía síntomas de palidez, hipotonía, fenómeno de ahogamiento. Logro estimular el vómito y veo la cantidad de agua que expulsa y moja toda la sábana”, relató el médico.
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García Villaverde le explicó a Romina la complejidad del estado de salud del pequeño y la necesidad de trasladarlo de urgencia a un centro de salud más complejo, en Añatuya.
“Me subo en la parte de adelante de la ambulancia junto con el chofer. El doctor y una enfermera iban en la parte de atrás. Siempre con Lionel en los brazos. Él no soltaba al bebé, lo tenía envuelto en dos frazadas y lo llevaba así. Cuando íbamos camino a Añatuya, Lionel hacía una respiración rara, como cuando no llega el oxígeno. Pensé que se iba a morir de un infarto”, relata su mamá.
Y continúa: “En un momento yo estaba rezando con los ojos cerrados. Se me representa la imagen del papa Francisco, y lo traigo a mi mente, pero de espaldas. Nunca de frente. Nunca su rostro. Como que él se está yendo al cielo. Así se me representa él a mí: el papa Francisco de espaldas”.
“Entonces yo le hablo y le digo:” Si vos sos un hombre de fe, si es verdad que estás con Dios… Yo no soy tu mejor oveja. Nunca he escuchado una misa tuya, nunca he visto una nota tuya. Pero yo te pido, por favor, que intercedas por mi hijo. Pedile a Dios, si estás con Él, que no me lo lleve a Leo, rememoró la madre.
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“Es un milagro”
Mientras Romina rezaba, el doctor empezó a aplaudir. García Villaverde recordó aquel momento: “En Colonia Dora, a diez minutos del hospital [de Añatuya], el chico ya centraliza el eje del cuello con el tórax y la cabeza. Entonces aplaudo y miro a la madre levantando el pulgar. Ella, en ese trayecto, relata que iba con las manos implorando por la salud de su hijo, y que se le representa la imagen del papa, de espaldas”.
“Cuando llegamos a Añatuya se lo presento al médico y le digo: Te lo dejo en buen estado, pero no me preguntes ni cómo vive ni cómo ha sucedido esto, porque para mí es un milagro”, afirmó, conmovido, el doctor García Villaverde, al borde las lágrimas.
EO// con información de: Infobae