Para una adolescente, el embarazo conlleva profundas repercusiones que van más allá del presente. Al cuerpo inmaduro de la joven se suman las presiones psicológicas y sociales de esta etapa, lo que puede llevar a depresión, ansiedad, baja autoestima y desequilibrio emocional
Más allá de la estadística es un futuro en riesgo-. Además de los riesgos para la salud de la madre y el bebé, como el parto prematuro y el bajo peso al nacer, el embarazo adolescente a menudo deriva en consecuencias sociales negativas:
Abandono escolar: Muchas jóvenes embarazadas dejan los estudios, lo que limita sus oportunidades educativas y profesionales a largo plazo.
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Discriminación: La joven puede enfrentarse al estigma y el rechazo de su entorno, incluyendo la familia y sus compañeros. La interrupción de la educación y la dificultad para acceder a empleos estables.
La educación sexual integral es una herramienta fundamental que proporciona información precisa sobre los métodos anticonceptivos, la salud reproductiva y la prevención de enfermedades, pero es importante que las menores lo pongan en práctica con la guía de sus padres.
Según estadísticas ofrecidas por la jefa del Departamento de Ginecología y Obstetricia en el hospital central de Maturín, Anelsie Monserrat, 60 % de las mujeres que llegan a la sala de parto son adolescentes con embarazos, además, no controlados, ni exámenes de rigor, lo que explica esto lleva a enfermedades como hipertensión, la cual es la primera causa frecuente en complicaciones en las damas, en especial en adolescentes.
Es importante conectar a las adolescentes embarazadas con la atención prenatal temprana y fomentar un estilo de vida saludable.
Las adolescentes, especialmente las más jóvenes, tienen más probabilidades que las mujeres de más de 20 años de tener complicaciones médicas durante el embarazo. Sus bebés también tienen más probabilidades de nacer prematuros, con bajo peso al nacer y con menos probabilidades de sobrevivir.
EO// Periodista: Lcda. Carlenis Avendaño