Ayudemos a María, comprándoles los ricos dulces que cada día lleva con mucho esmero para el hospital

María, una abuelita que brinda dulzura en los pasillos del Humnt-. En los pasillos del Hospital Universitario Manuel Núñez Tovar (Humnt), se encuentra una abuelita que con un alma noble irradia dulzura, ella es María Marín, una señora de 80 años de edad y lleva 45 años dedicándose a hacer chupetas caseras. Con manos que han amasado deleite durante décadas, María ofrece sus coloridas creaciones con una sonrisa que no se apaga, esperando que quienes la vean se animen a comprarle. No pide limosna, ofrece sabor, cariño y trabajo honesto.
Cada chupeta está hecha con esmero, con una presentación que provoca y enamora, porque ella sabe que la calidad es su mejor carta para mantener a sus clientes fieles. Su historia es un recordatorio vivo de que muchos abuelitos, como ella, siguen luchando día a día para ganarse el sustento. Y lo hacen con una dignidad que conmueve.
¿Cuántas veces pasamos al lado de personas mayores que trabajan en la calle sin detenernos a pensar en lo que hay detrás de esa venta?, María, representa a miles de adultos de nuestra ciudad. Ayudarles no es un acto de caridad, es un acto de justicia. Comprar una chupeta, una empanada o cualquier producto que ofrezcan es una forma de reconocer su esfuerzo y devolverles un poco de lo mucho que han dado en toda su vida.
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La historia de María Marín, debe inspirarnos a mirar con otros ojos a nuestros abuelitos trabajadores. Que su ejemplo nos mueva a actuar, a compartir, a apoyar. Porque detrás de cada venta hay una vida, una lucha, una historia que merece ser valorada. Hoy es María, mañana puede ser alguien más o un familiar que necesita la ayuda de los demás. Que no nos falte nunca la sensibilidad para convertir un gesto pequeño en una gran diferencia.
Ayudemos a María a regalarle una sonrisa y un abrazo cada vez que compremos de sus deliciosas chupetas y si puedes, ofrécele mucho más del valor de lo que cuesta su producto, te bendecirá con su amor y agradecimiento por haberla ayudado, nada te da mil años de vida que la bendición de un abuelito.
Hechos 20:35: «Más bienaventurado es dar que recibir.» Enseña que el dar y ayudar proporciona una felicidad superior.
EO/// Redacción de Heidi Campos