El nombre de cada luna llena refuerza la conexión poética entre el cielo y la tierra

Luna de fresa será visible este 10 y 11 de junio-. En junio de 2025, el cielo nocturno presentará uno de los fenómenos más singulares de los últimos años: una Luna llena extremadamente baja en el horizonte, conocida como “Luna de Fresa”.
Lo que para la mayoría puede parecer una coincidencia estética es, en realidad, el resultado de un complejo ciclo astronómico que involucra inclinaciones orbitales, precesiones nodales y referencias culturales ancestrales.
Este fenómeno, visible en las noches del 10 y 11 de junio, marca una oportunidad excepcional para entender cómo la mecánica celeste moldea el comportamiento de nuestro satélite natural.
La Luna, como se sabe, recorre su órbita alrededor de la Tierra con una inclinación de 5,15 grados respecto a la eclíptica, es decir, el plano de la trayectoria terrestre alrededor del Sol.
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Esta inclinación no solo evita que haya eclipses en cada lunación, sino que también permite variaciones notables en su posición aparente en el cielo. Así, durante ciertos años, la declinación de la Luna puede alcanzar hasta 28,65 grados de norte a sur, resultado de la suma entre la inclinación de la Tierra y la inclinación de la órbita lunar.
Este movimiento no es uniforme. Cada 18,6 años, el sistema Tierra-Luna atraviesa lo que se conoce como precesión nodal, un lento cambio en la orientación de la órbita lunar influido principalmente por la gravedad solar.
“La Luna llena del 11 de junio será particularmente especial, ya que presentará la plenitud de su luz más cerca del horizonte, un fenómeno poco común en el hemisferio norte, mientras que en el sur se elevará inusualmente alta”.
Esto significa que en regiones del norte, como Alaska, Islandia o Groenlandia, el satélite ni siquiera llegará a aparecer por encima del horizonte, mientras que en el hemisferio sur, en países como Argentina o Australia, se podrá ver en lo alto del firmamento.
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A esta luna llena de junio se la conoce como “Luna de Fresa”, aunque el nombre puede inducir a confusión. No se refiere a su color ni a ningún cambio físico en la superficie del satélite. El término proviene de las tribus algonquinas del norte de América, que identificaban esta fase con la temporada de cosecha de fresas silvestres.
“Contrario a lo que muchos creen, la Luna de Fresa no adquiere un tono rojizo ni rosado. Su nombre proviene de las antiguas tribus algonquinas del norte de América, quienes la bautizaron así porque coincidía con la temporada de cosecha de fresas silvestres”.
Para quienes desean observar este evento, se recomienda buscar un sitio sin contaminación lumínica y con buena visibilidad del horizonte. “Si el cielo está despejado, asegúrese de observar la posición de la Luna Llena ascendente en las tardes del 10 y el 11.
El lugar desde el que observe será su propio ‘observatorio’, ya sea su jardín, la entrada de su casa o la cima de una colina”. Aunque la Luna llena alcanza su máximo en un instante preciso, su aspecto brillante se mantiene durante más de 24 horas, lo que permite observarla sin necesidad de instrumentos avanzados.
EO/// Con información recopilada de: Infobae