La multiplicación de conflictos entre países y también dentro de países, con influencia y en muchos casos participación de las naciones más poderosas del mundo configura un cuadro de mucha peligrosidad. Contribuyamos para que el mundo sea de paz
Luis Eduardo Martínez: ¿A las puertas de la tercera guerra mundial?. Poco después de iniciado este viernes el Shabat judío, Hamas sorprendió a Israel con un ataque masivo por aire, tierra y mar. Al amanecer, el primer ministro Netanyahu declaró la guerra y ordenó atacar distintos objetivos en la franja de Gaza. A esta hora que escribo mi columna semanal se cuentan por centenares los muertos de bando y bando y el pronóstico es que pronto será por miles.
Con la hasta ahora guerra entre Israel y Hamas, y el hasta ahora es porque gravita la posibilidad que se incorporen nuevos actores -países, grupos-, pasan de cincuenta los enfrentamientos bélicos que sacuden al mundo, varios de ellos de antigua data y algunos absolutamente desconocidos por tantos de nosotros.
La guerra ruso-ucraniana; la tercera guerra civil sudanesa; la insurgencia en el Magreb; la guerra en Birmania con los conflictos en Kachin y de los Rohinyá; la civil somalí; la siria; la insurgencia de Boko Haram que involucra a Nigeria, Camerún, Niger y Chad; la civil yemení; la etíope en Oromo y Tigray y con Sudán; la contienda Somalí-Afarí; la guerra de Kivu entre el Congo, Ruanda y Burundí; la de Malí; los enfrentamientos comunales de Nigeria; los tribales de Sudán, la violencia en Darfur; la rebelión de las Fuerzas Democráticas Aliadas en el Congo y Uganda; la guerra de Jaiber Pajtunjúa en Pakistán; la aún resistencia afgana; los enfrentamientos en Baluchistán; la segunda guerra del Alto Karabaj; la fronteriza armenia-azerí; las disputas entre Azerbaiyán y Artsaj, las interminables en Cachemira; la segunda guerra civil centroafricana; la insurgencia en Filipina y la islamista en Cabo Delgado, Mozambique; los separatistas kurdos en Irán; la de saharauis contra marroquíes, escenario de combates en el desierto del Sahara que visité en solidaridad con la RASD hace cuarenta años; la suspendida entre las dos Coreas; entre otras, acumulan millones de víctimas e incalculables pérdidas económicas.
Tensiones entre China y Taiwán; bombardeos americanos que son interceptados en el límite de espacios aéreos de Rusia; escaramuzas verbales entre Venezuela y Guayana amén de guerras de dudoso perfil pero de impacto considerable como la que libran estados contra bandas armadas de narcotraficantes, casos México y Guatemala, que en ocasiones se enmascaran con ideologías y en nuestras propias fronteras tenemos a la FARC y al ELN; drones que liquidan a adversarios; complejizan el cuadro planetario.
La primera guerra mundial se originó en el asesinato del archiduque Francisco Fernando y tras sólo cuatro de conflagración los resultados fueron terribles. La segunda se gestó en el revanchismo y se saldó tras seis años marcados por la barbarie con la mayor tragedia que ha sufrido la humanidad.
La multiplicación de conflictos entre países y también dentro de países, con influencia y en muchos casos participación de las naciones más poderosas del mundo -Estados Unidos, China, Rusia- con actores menores también inmersos -la Unión Europea, Irán, Corea del Norte- configura un cuadro de mucha peligrosidad para nuestra civilización.
Recientemente, en la inauguración de los debates de la 78 asamblea general de Naciones Unidas, António Guterres, señaló: “Actuemos con determinación para salvar las diferencias y forjar la paz. Actuemos con determinación para defender la dignidad y el valor de todas las personas. Actuemos con determinación para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible y no dejar a nadie atrás. Actuemos con determinación para reformar el multilateralismo y adaptarlo al siglo XXI y unirnos en aras del bien común”.
Atribuyen a Albert Einstein la frase: “ignoro con que armas se luchará en la tercera guerra mundial, pero les aseguro que la cuarta guerra mundial se luchará con palos y piedras”. Con más de doce mil quinientas ojivas o cabezas nucleares en manos de una decena de países, el mayor número de Rusia y Estados Unidos, la posible extinción de la raza humana no es una hipótesis descartable.
Contribuyamos para que el mundo sea de Paz, por modesto que sea nuestro aporte, forjemos paz.
Por Luis Eduardo Martínez
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