«Podemos transformar aquello que para muchos ya murió, en algo especial y darle forma, porque para los artistas los árboles nunca mueren»

Las manos de Benito Brito transforman en arte las raíces arbóreas de la plaza El Ejército en Maturín – Benito Duarte no se considera escultor, pero cuando le preguntamos qué considera él que debe ser una escultura, comienza a explicarlo y a enumerar las características fundamentales de cualquier obra de arte de este tipo.
Nos comenta que este arte tridimensional involucra la creación de formas y figuras físicas a partir de materiales como la piedra, metal, madera, arcilla, yeso, entre otros.
Muy pronto comenzamos a darnos cuenta que Benito definitivamente es un escultor, y de los buenos, pero, además, es un artista que da vida a elementos de la naturaleza que parecían haber llegado a su fin.
Benito Julián Brito Duarte, nació un 4 de mayo de 1960, en San Antonio, municipio Acosta, del estado Monagas. Tiene 64 años y desde muy pequeño mostró interés y habilidades particulares para la escultura, sobre todo en madera.
Poco a poco se fue dedicando a labores manuales relacionadas con la jardinería y la carpintería. Sin darse cuenta se fue forjando un nombre y hoy en día es muy solicitado por los equipos de trabajo de la alcaldesa Ana Fuentes, para avanzar en la construcción de una ciudad vanguardista, moderna y embellecida.
Decidimos visitarlo en la plaza El Ejército, en Maturín, nos dijeron que estaría allí adelantando la escultura que le ha encargado el municipio en esa plaza icónica que está siendo totalmente recuperada.
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Es domingo por la mañana y todo parece indicar que va a llover, sin embargo, al llegar a la plaza vemos a Benito totalmente concentrado mientras con un formón y martillo va esculpiendo sobre la madera de un conjunto de raíces arbóreas. Sabemos que no vamos a postergar la entrevista aunque llueva y estamos felices por ello.
Benito alza su mirada, sus ojos denotan un largo recorrido de vida. No nos estaba esperando, pero sabe que estamos junto a él para entrevistarlo. De inmediato queremos saber lo que está haciendo con aquella madera de lo que fue un viejo árbol de caro. Removido por las autoridades porque estaba en riesgo de caerse.
Explica que fue contactado por la directora de Ornato de la Alcaldía, Mariángela Martínez, para que hiciera unos porrones con estas raíces y sembrar plantas dentro de ellas. «…pero cuando vine me di cuenta que había material para hacer algo más y le di la idea de hacer otras cosas».
Mientras sus manos no dejan de esculpir la madera. Vemos que las figuras parecen logradas con mucha facilidad; sin embargo nos aclara que todo depende de la práctica y la experiencia.
«Inicialmente habíamos pensado en hacer arte abstracto. Pero han ido saliendo figuras como en el caso de esta mujer, aquí tiene su tronco, sus caderas, sus piernas y sus pies». Dice Benito señalando la parte más avanzada de la escultura.
Añade que han pensado en sembrar unas plantas ornamentales, posiblemente unas palmas, que estarán bordeadas por manos esculpidas.
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Cuando le preguntamos por la satisfacción que le producen las obras que hace, Benito resalta el sentido espiritual de su trabajo.
«Me queda la paz y el gozo de haber hecho algo bonito por la ciudad. Yo creo que eso es lo más grande que puede haber», dice mientras detiene el martillo y el formón. Su mirada se torna lejana, se incorpora y agrega:
«Podemos transformar aquello que para muchos ya murió, en algo especial, en arte y darle forma, porque para los artistas los árboles nunca mueren», manifestó.
Terminamos de hacer los apuntes y detenemos la grabación, miramos al cielo y comienzan a caer gotas de lluvia. Miramos de nuevo aquella escultura y concluimos que las cosas más sublimes de la naturaleza están a la vista, solo basta con detenerse a mirarlas.
Prensa Alcaldía de Maturín