La tensión y la lección de esperar

Dar sin esperar recibir algo a cambio es la clave de una sociedad más justa
La tensión y la lección de esperar

La tensión y la lección de esperar – La espera es un mal necesario de la vida moderna. Desde la fila para un trámite hasta la sala de un especialista, dependemos de un orden de llegada que nos dé una sensación de equidad. Cuando esperamos, nuestra mente se centra en la justicia del turno, y cualquier interrupción se percibe inmediatamente como una violación de nuestro tiempo y de nuestro derecho.

Sin embargo, esta mentalidad estricta choca con la realidad en entornos como los servicios médicos. El momento en que una emergencia real irrumpe, pasando por delante de docenas de personas, es una prueba para nuestro civismo. De repente, el orden es secundario y la urgencia vital se convierte en el único criterio válido.

Leer También: ¿Por qué nos cuesta cumplir y honrar a nuestros padres?

Mary Barrio, expresó «si una persona no se encuentra bien, la mejor actitud es, ceder el puesto para que pase primero, más si es una consulta médica con mucha constancia llegan emergencias, es totalmente malo molestarse por algo así»

El sistema de atención, cuando funciona correctamente, no se rige por la hora de llegada, sino por la necesidad más crítica. Que se altere el orden no es un desprecio; es una prioridad ética y profesional.

«Lo importante de esa situación es que nos informen de los que está pasando y no solo pasar y pasar, para después decir que son emergencias, pero se desconoce lo que tenía el paciente», manifestó Julián Delgado.

La mejor forma de ser atendido es garantizar que la vida del paciente más grave se estabilice primero. Al aceptar la interrupción de nuestro turno. Es una lección de empatía esencial para una sociedad funcional.

EO// Periodista: Nangelys Gamboa