La escalofriante lista de más de 60 enfermedades infecciosas, incluyendo el VIH y las hepatitis B y C, nos recuerda la vulnerabilidad física a la que se exponen los consumidores

La profunda huella de las drogas en el tejido social y económico – Las drogas no son un problema aislado, confinado a la esfera individual de quienes las consumen. Su impacto resuena con fuerza en múltiples dimensiones, dejando una huella profunda y a menudo devastadora en el entramado económico y social de nuestras comunidades. Meditar sobre esta realidad nos exige una mirada crítica y una acción concertada.
Cuando hablamos del impacto económico, la sombra de las drogas es alargada y oscura. Desvían recursos significativos que podrían invertirse en educación, infraestructura o innovación. El dinero ilícito generado por el narcotráfico alimenta economías sumergidas, corrompe instituciones y socava la legalidad. Además, la pérdida de productividad laboral asociada a la adicción merma el potencial económico de una nación, perpetuando ciclos de pobreza y desigualdad.
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Pero quizás aún más palpable es el costo humano y social. La referencia a un aumento en los costos de atención a la salud es solo la punta del iceberg. Las drogas abren las puertas a un abanico de dolencias físicas y mentales.
La escalofriante lista de más de 60 enfermedades infecciosas, incluyendo el VIH y las hepatitis B y C, nos recuerda la vulnerabilidad física a la que se exponen los consumidores y, por extensión, la carga que esto impone a los sistemas de salud pública. Las enfermedades crónicas como la cirrosis, las cardiovasculares y el cáncer se suman a este panorama sombrío, exigiendo tratamientos costosos y prolongados.
EO// Redacción: Nangelys Gamboa