La convivencia no es una utopía; es una elección que hacemos cada día
La Neurodiversidad como Pilar de la Inclusión Social

La Neurodiversidad como Pilar de la Inclusión Social –. Durante mucho tiempo, el autismo fue erróneamente visto como una enfermedad o un déficit que necesitaba ser curado. Sin embargo, el movimiento del Orgullo Autista, arraigado en el concepto de la neurodiversidad, nos invita a cambiar esa perspectiva.

La neurodiversidad postula que las variaciones en el funcionamiento cerebral —incluyendo el autismo, el TDAH, la dislexia, entre otras— son tan naturales y enriquecedoras como la diversidad de cualquier otra característica humana, como la etnia o el género. Estas diferencias no son fallas, sino distintas formas de cableado cerebral que aportan perspectivas únicas y valiosas a nuestra sociedad.

Aprender a convivir con personas autistas no es un favor; es una oportunidad. Es una invitación a expandir nuestra propia comprensión del mundo, a ser más empáticos y a flexibilizar nuestras propias normas sociales.

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Requiere, sí, un esfuerzo de nuestra parte: escuchar activamente sus voces, validar sus experiencias sensoriales (que pueden ser abrumadoras en entornos ruidosos o muy iluminados), y comprender que sus formas de comunicación o interacción pueden ser diferentes, pero igualmente válidas.

La verdad es que el autismo no es una enfermedad que deba ser curada, sino una forma distinta de percibir, procesar y experimentar el mundo. Es una manifestación de la neurodiversidad, un concepto que celebra la multiplicidad de cerebros y mentes como algo tan natural y valioso como la diversidad biológica. Imaginen un jardín donde solo se permitiera crecer un tipo de flor; sería un lugar monótono y menos resiliente.

Nuestra sociedad es ese jardín, y las personas autistas, con sus lógicas únicas, sus atenciones al detalle, su creatividad a menudo desbordante y sus honestas perspectivas, son esas flores singulares que añaden color y fortaleza.

La convivencia no es una utopía; es una elección que hacemos cada día. Elegir incluir, comprender y celebrar la neurodiversidad es un paso adelante en la construcción de una Maturín más justa, equitativa y rica para todos.

EO// Redacción: Nangelys Gamboa