La maquinaria del Chelsea sigue sin carburar. El Chelsea de los 330 millones de euros gastados en invierno comenzó con un triste empate en casa. Los ‘Blues’, con Enzo Fernández como titular tras su millonario desembarco en Stamford Bridge, no pasaron del 0-0 ante el Fulham y cada vez ven más lejos los puestos de Liga de Campeones.
Pese a la millonaria inversión en el mes de enero, el Chelsea echó de menos lo que todo apuntaba que iba a echar de menos: un ‘9’. El equipo volvió a adolecer de la presencia arriba de un Kai Havertz que falló dos ocasiones cantadas, una sin portero y otra en el mano a mano, que condenó al empate a un equipo que está a nueve puntos de los puestos de Champions con un partido más.
Ni la llegada de Enzo, que cuajó un gran partido y estuvo cerca de marcar un golazo en la recta final de encuentro, espoleó a un equipo que tenía a su dueño, el multimillonario Todd Boehly inquieto en la grada, como esperando que el torrente de dinero desparramado por Europa fuera la solución al problema.
Pero es que este Chelsea no tiene gol. Lo demostró Havertz, que apenas lleva seis tantos esta temporada, con dos opciones marradas que desesperaron a la parroquia ‘Blue’. La primera, nacida de un pase en profundidad de Enzo que durmió Mount. El inglés, en carrera dentro del área, sirvió un pase horizontal para que Havertz, sin oposición, pero algo incómodo, tirara la pelota arriba.
Un fallo feo, pero perdonable dada la dificultad. Nada que ver con el segundo error. Mano a mano contra Leno, tras pase sublime de Hakim Ziyech, y con todo el tiempo del mundo. Dejó botar varias veces la pelota y eligió la peor opción: una vaselina que se estrelló en el palo.
La primera parte del alemán fue un drama; la segunda puede costarle la titularidad. David Datro Fofana, fichado del Molde y que debutaba en la Premier este viernes, le dejó en evidencia cuando recibió un pase de Gallagher y con tres toques se fue del portero y sentó a un defensa.
El sueño de debutar con gol se esfumó cuando Ream le sacó el remate bajo los palos. Esa jugada merecía un final mejor.
Pero el Chelsea, que aún tuvo algún susto en un disparo desde el centro del campo de Mitrovic y en un zapatazo de Pereira desde fuera del área -ambas ocasiones solventadas por un buen Kepa-, vuelve a tropezar. Ya es una única victoria en siete encuentros, una brecha con la Champions muy difícil de deshacer y la duda de si a Boehly le durará mucho la paciencia con Graham Potter. De momento, el dinero no es la solución.