Por ahora, a Isabela no le queda otra salida que asumir con resiliencia la crueldad de la pobreza
La desnutrición en Venezuela va más allá de la alimentación

La desnutrición en Venezuela va más allá de la alimentación. Si Isabela pidiera un deseo, sería una muñeca. O un vestido nuevo. O una casa de cemento y ladrillo. Aunque, si lo piensa mejor, pediría más bien que nunca más falte la comida en su casa para no tener que dormir cuando le toca comer.

Por ahora, a Isabela no le queda otra salida que asumir con resiliencia la crueldad de la pobreza. Y más que por fortaleza, su resistencia se debe al sometimiento de sus pasos cortos y al balbuceo en sus palabras: a la dependencia inherente de su infancia que le impide hacer o decir algo contra el hambre. El rastro de la pobreza está reflejado en su cuerpo, y en su rostro, que también es el rostro de los abandonados. En su entorno —como en el de todo el que la sufre—, la pobreza es el desencadenante de carencias que golpean a velocidades fuertes. Y como en Isabela, los síntomas son visibles en quienes fueron despojados de su energía; en el peso y la talla.

Lea también: Producción de caña creció el 19% en 2022

Isabela vive en La Victoria, una vereda de Río Chico, ubicada en Barlovento, una región donde el hospital no tiene insumos médicos y casi no hay profesionales; el servicio de agua no es estable, la luz la cortan todos los días y la venta de gas es cada cinco meses.

EO// Con información de 800 Noticias