Styles y Wilde, su pareja, llegaron al estreno oficial por separado: él detrás de unas grandes gafas de sol y vestido con un traje setentero azul.
Harry Styles revolucionó este lunes el Festival de Venecia a su paso por la alfombra roja para el estreno de “Don’t worry darling” con la directora Olivia Wilde, su pareja, y la coprotagonista Florence Pugh, que apareció tras la ausencia de la rueda de prensa previa y los rumores de desavenencias.
El Lido, la apacible isla veneciana donde cada año tiene lugar el certamen, vivió este lunes una jornada de auténtica locura, con cientos de jóvenes que peregrinaron para ver al músico británico y, los más ambiciosos, tratar de sonsacarle un autógrafo.
Para ello tuvieron que esperar a las puertas del Palacio del Cine durante horas, hay quien pasó la noche en sacos de dormir, y luego hubo que aguantar el intenso calor de las horas diurnas, pero al final lograron ver desfilar a su ídolo por la alfombra roja.
Styles y Wilde, su pareja, llegaron al estreno oficial por separado: él detrás de unas grandes gafas de sol y vestido con un traje setentero azul y una camisa a juego con grandes cuellos; ella con un vaporoso vestido amarillo de cuyas hombreras colgaban cadenas plateadas.
Y en cuanto el antiguo miembro de “One direction” puso un pie fuera del coche se desató el delirio y los gritos, máxime cuando decidió pasar por la barrera de seguridad para hacerse algunas fotos, saludar y firmar autógrafos.
La última en llegar fue la propia protagonista, Florence Pugh, a pesar de que, horas antes, no había acudido a la rueda de prensa de presentación de la película.
La actriz, que se encuentra rodando “Dune” para Denis Villeneuve, desfiló por la alfombra roja con un corto vestido corto de gasa azul oscuro pero decorado con una larga cola y voluminosas mangas del mismo color embellecido todo con detalles brillantes.
“Me siento muy afortunada por haber podido interpretar un papel así”, celebró a los micrófonos de la Bienal.
“Dont’t worry darling”, fuera de competición en la Mostra pero uno de sus grandes platos fuertes, transcurre en una ciudad construida en medio del desierto en la que la realidad parece dictada por una entidad que desarrolla un proyecto secreto.
La cinta explora la vida de un grupo de mujeres cuyos maridos trabajan en ese proyecto mientras ellas se dedican a tener las casas perfectas, preparar la comida y desarrollar relaciones endogámicas, hasta que una de ellas, Pugh, empieza a hacerse preguntas.
El estreno de la película se ha visto envuelto en un alud de rumores sobre la presunta mala relación entre Wilde y Pugh durante el rodaje, aunque la directora los tildó de “cotilleos interminables”.
“Internet se alimenta a sí misma y no siento la necesidad de contribuir más”, se limitó a agregar la realizadora que calificó a Pugh de “una fuerza”. “No puedo expresar cómo estoy de honrada por haberla tenido en el filme”, señaló.