La temperatura promedio mundial, incluidas las zonas de verano boreal y de invierno austral, así como los trópicos, alcanzó los 17,18 grados Celsius, casi un grado más que el promedio entre 1979 y 2000

Fenómeno El Niño: un evento devastador que alcanza a toda Latinoamérica. Los expertos temen que El Niño que arranca vaya a ser muchísimo peor. La semana pasada, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) declaró el 4 de julio como el día más caliente desde que existen estadísticas planetarias completas, cuyo seguimiento se consolidó en 1979.
La temperatura promedio mundial, incluidas las zonas de verano boreal y de invierno austral, así como los trópicos, alcanzó los 17,18 grados Celsius, casi un grado más que el promedio entre 1979 y 2000.
Todo ello consecuencia del cambio climático y de su principal manifestación, el calentamiento global. Al mismo tiempo, la OMM anunció el inicio formal de una nueva temporada de El Niño, justamente ese 4 de julio.
Para los expertos, la combinación de ambos fenómenos puede llevar a que el planeta viva, entre 2023 y 2026, los tres años más calurosos jamás registrados por las estadísticas.
Según dijo la OMM hace algunas semanas, “hay un 93 por ciento de probabilidades” de tener, en los tres años venideros, uno al menos que bata todos los registros de altas temperaturas.
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Para las autoridades meteorológicas del Reino Unido, cuyos cálculos son fuente principal de la OMM, “hay un 50 por ciento de probabilidades de tener, durante un periodo importante en estos años, una elevación de más de 1,5 grados Celsius”, un límite considerado como línea roja por los expertos que estudian el cambio climático.
En décadas pasadas, El Niño causaba estragos por exceso de lluvia o sequía en la mayoría de las regiones afectadas. Pero a la vez, aliviaba algunas ocurrencias climáticas. En el Caribe, por ejemplo, reducía el riesgo de huracanes.
Pero esta vez, al calentamiento de las aguas del Pacífico central, que está en el origen de todo Niño, hay que sumar que las aguas del golfo de México también se han calentado, por cuenta del cambio climático.
A inicios de año, la revista Nature Geoscience divulgó un estudio que demuestra que, en un escenario mundial de calentamiento de los océanos, las aguas del golfo de México se están calentando el doble que los mares del resto del planeta. Aparte de afectar la fauna marina, y hacer más escasa la pesca, un golfo de aguas más cálidas eleva la probabilidad de ocurrencia de huracanes devastadores, según explica la investigación.
De modo que, en El Niño que se avecina, a las catástrofes por sequías y lluvias torrenciales en diferentes zonas de América Latina, y en otras regiones con costa en el Pacífico, hay que sumar el riesgo de huracanes más poderosos y destructivos en la costa sur de los Estados Unidos en el Atlántico.
EO//Con información de: Eltequeño