Las hojas jóvenes de la tomatera son muy ricas en una enzima con el potencial de convertirse en la gran alternativa vegetal a las proteínas animales

El tomate nos encanta, pero estamos desperdiciando 90% de sus proteínas -. Todo el mundo sabe que el tomate está repleto de beneficios para la salud, pero a pocos se les habrá pasado por la cabeza que puede ser una gran fuente de proteínas.
Es el secreto mejor guardado de la tomatera, que oculta en sus hojas una enzima en concentraciones tan altas que podría convertirse en la próxima proteína vegetal del futuro, una alternativa más sostenible a las proteínas de origen animal.
Leer más: José Roldán, premiado como Panadero Mundial de 2025
Las hojas del tomate pueden concentrar hasta un 27% de proteínas vegetales, pero el reto está en lograr un método viable para poder extraer esas proteínas y transformarlas en una fuente proteica alternativa a gran escala. Así, podría tener multitud de aplicaciones reales en la industria alimentaria y también como posible suplemento.
Es el objetivo que persigue el proyecto de doctorado de la investigadora Marietheres Kleuter en la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos, coordinado por la especialista Luisa Trindade.
El potencial que reflejan los primeros ensayos es prometedor, pero se necesita mejorar la eficiencia de la extracción del nutriente de las hojas para poder obtener una proteína que sea comercialmente viable.
Las hojas de la tomatera son muy ricas en la enzima ribulosa-1,5-bifosfato carboxilasa/oxigenasa, conocida como RuBisCO o, simplemente, rubisco.
Se dice que es la proteína más abundante del mundo porque está presente en todas las plantas que se someten a la fotosíntesis y la síntesis molecular. Es la enzima central del ciclo de Calvin, la fase oscura de la fotosíntesis, en la que los organismos autótrofos -los que fabrican sus propios nutrientes- producen materia orgánica.
Leer también: Deliciosas tortitas de papas de la abuela alemana
De media, la rubisco supone entre el 20 y el 25% de la proteína soluble de las hojas vegetales, y tiene la particularidad de sobrevivir por sí misma. Es decir, es una enzima que sigue activa incluso si la planta ha muerto, ayudando así a su descomposición, porque no le afectan los cambios de temperatura o de pH.
El potencial que atesoran las hojas de tomate como alimento del futuro es enorme, pero aún hay varios escollos que los científicos tienen que superar para que sea viable. Actualmente, trabajan con métodos alcalinos, pero de cara a sistematizar un proceso industrial, se podrían emplear técnicas alternativas.
EO// Información de: Directoalpaladar