Desde hace 13 años, el goalball se practica en Monagas. A pesar de las limitaciones, ya que no cuentan con los espacios óptimos para esta disciplina, los deportistas han demostrado que las barreras visuales no son impedimento para ganar

El talento de los Guacharos de Monagas supera las barreras visuales. — En Monagas, la dificultad visual no es impedimento para practicar un deporte, tal es el caso de un grupo de atletas que han dejado al estado en alto con cada participación en el goalball.
Este deporte fue creado en 1946 para la rehabilitación de veteranos de guerra que habían perdido la vista, y ha sido parte del programa paralímpico desde 1976.
Desde hace 13 años, el goalball se practica en Monagas. A pesar de las limitaciones, ya que no cuentan con los espacios óptimos para esta disciplina (que requiere una pista rectangular de 18 metros de largo por 9 de ancho, con líneas en relieve para la orientación de los jugadores), el equipo Guácharos de Monagas entrena con dedicación. Su lugar de encuentro es la cancha del barrio Viento Colao, en la parroquia San Simón.
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El juego se desarrolla con una pelota sonora, equipada con cascabeles en su interior, lo que permite a los jugadores seguir su trayectoria a través del oído. El objetivo principal es lanzar la pelota hacia la portería contraria, mientras los jugadores rivales intentan bloquearla. Gana el equipo que meta más goles, los cuales son marcados por uno de los 12 árbitros que monitorean el partido, y el sonido de dos pitos es el indicativo de un gol.
Estos deportistas han representado al estado en diversas oportunidades en los juegos paranacionales, mostrando su compromiso y habilidad. Entre los atletas masculinos destacan: Félix Mora, Josué Granado, Cristian Moreno, Manuel Izase, Jean Carlos Peña y Daniel Maicán. Por el equipo femenino participan: Erika Ancheta, Yannelys Marcano y Yuli Palma.
Como en toda disciplina, el goalball tiene reglas estrictas para garantizar un juego justo. Es fundamental que todos en el recinto, especialmente los seis jugadores en cancha, mantengan un silencio absoluto, ya que el oído es crucial para el desarrollo del juego. Además, todos los participantes deben usar un antifaz para asegurar una igualdad de nula visión. Quienes esperan en el banquillo también deben usarlo y evitar tocarlo.
Los Guácharos de Monagas continúan apostando por esta importante disciplina que no solo demuestra el alto grado de concentración y audacia de sus participantes, sino también su capacidad para desarrollar otros sentidos y talentos más allá de la dificultad visual.
EO // Redacción Marinés Rivas