Muchas veces, ignoramos el impacto de nuestras acciones en los demás, olvidando ser inclusivos y aceptar a los demás por lo que son, incluso cuando son diferentes

El respeto, un valor que se da por sentado con demasiada frecuencia-. El respeto es un valor que, lamentablemente, muy a menudo damos por sentado. Con frecuencia, ignoramos el impacto de nuestras acciones en los demás, olvidando ser inclusivos y aceptar a los demás por lo que son, incluso cuando son diferentes. Dejamos de lado la empatía y nos enfocamos en juzgar las fallas ajenas, sin reconocer nuestros propios errores.
Es preocupante darse cuenta de cómo la sociedad parece flaquear en cuanto al respeto y la empatía. De hecho, la ausencia de ambos suele ser el origen de numerosos conflictos. Hablamos de moralidad, pero innumerables vidas se pierden por motivos injustificados. Cuando en realidad, arrebatar una vida, humana o animal, nunca tiene justificación alguna.
Sin embargo, medir el respeto basándose en rasgos superficiales como el color de piel, la raza, la religión, el sexo, la nacionalidad, el estatus social o la popularidad de una persona revela mucho sobre la calidad humana de quien juzga.
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Abramos los ojos y fortalezcamos nuestros valores. Miremos con respeto a cada persona que se cruza por nuestras vidas, valorando el tiempo compartido. Comprendamos que cada encuentro y cada circunstancia nos brinda una valiosa oportunidad de aprendizaje y crecimiento, incluso cuando al principio creamos lo contrario.
Seamos empáticos, esforcémonos por comprender los pensamientos y sentimientos ajenos. Desarrollemos la compasión hacia el sentir de los demás. Evitemos el rechazo, la discriminación y el maltrato hacia a otros porque no actúen como deseamos o esperamos. Reconozcamos que nadie es igual al otro, todos somos únicos y, por tanto, merecemos respeto. Y sobre todo, aceptemos a los demás con sus defectos y cualidades, sin juzgarlos.
EO// Redacción de: Adriana Semprún.