El rencor es como una raíz que hace mella en el corazón de la persona que lo padece, experimentar un fuerte resentimiento hacia otros, comienza a hacer daño al individuo rencoroso
El peso del rencor, las cargas que más nos hacen daño – Es natural que en algún momento de la vida hayamos tenido momentos incómodos, duros o desagradables con otras personas, esto debido a que nunca seremos exactamente iguales a otros, en opiniones, pensamientos o creencias.
Hablamos de una realidad cuando tenemos en consideración hasta qué punto puede llegar el desagrado que sentimos por otros, junto a la idea de a partir de qué momento comienza a hacer daño al individuo rencoroso. El rencor es como una raíz que hace mella en el corazón de la persona que lo padece, experimentar un fuerte resentimiento hacia otros, causa un daño más grave del que se puede considerar sano, pierdes más de lo que ganas.
Inviertes valioso tiempo, esfuerzos, en ocasiones incluso se disponen recursos con la finalidad de algo tan irrelevante como hacer daño solo porque sí. Es momento de considerar que, al descargar el peso de un rencor, no liberas a la otra persona del daño que causo o de lo que sea hizo, estás liberándote a ti mismo.
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Hay quienes perdieron toda una vida en una actividad tan poco productiva como recordar el momento en que “esa persona les hizo algo” le dan demasiado valor algo tan insignificante en la vida, y en muchas personas han llegado puntos en los que ni siquiera recuerdan porque estaban molestos en primer lugar.
La recomendación para que como buenos ciudadanos vivamos una vida plena, y alejada de una carga tan extenuante como el rencor, la podemos encontrar en filipenses 4-8; “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si hay algo digno de alabanza, en esto pensad”
Es una perfecta conclusión para una vida más ligera y sin peso.
EO// Redacción Bárbara León