Lonzo salió a pista durante la primera mitad para recibir la ovación del United Center, incluida la de sus compañeros, que se levantaron al unísono para aplaudir con fuerza al base

El milagro de Lonzo Ball: un regreso inédito más de 1.000 días después-. El base de los Bulls, uno de los talentos con peor suerte de los últimos años. Ha regresado de su tormento particular para sentirse profesional una vez más. Hermano mayor de una dinastía de jugadores. (LaMelo juega en los Hornets y Liangelo está sin equipo) y con un padre siempre muy pendiente y encargado de copar titulares (LaVar).

El playmaker llevaba en la NBA desde 2017, tras ser elegido en el segundo puesto del draft de la NBA de ese mismo año. Sin embargo, su último partido fue el 14 de enero de 2022, cuando registró 15 puntos en la paliza recibida por los Bulls ante los Warriors (que ganaron de 42). Hace dos años, casi tres, de tan fatídico día en el que el joven jugador (tiene 26 años y lleva parado desde los 24) sufrió un dolor insoportable en la rodilla que le hizo estar tanto tiempo parado. Y hoy, por fin, ha regresado.

Lonzo salió a pista durante la primera mitad para recibir la ovación del United Center, incluida la de sus compañeros, que se levantaron al unísono para aplaudir con fuerza al base. En la primera jugada, acabó anotando un triple desde la esquina que fue muy celebrado. En total y como suplente, se fue a 10 puntos en 15 minutos, con 4 de 6 en tiros de campo y 2 de 4 en triples.

Se le vio bien de piernas, colaborativo, con menos tiempo de bote del que nos tenía acostumbrados pero aprovechando los espacios y los bloqueos de sus compañeros cuando tenía el balón en las menos. El resultado fue positivo para los Bulls: 125-123 ante los Timberwolves. En una noche resuelta desde el tiro libre pero en la que eso precisamente daba igual. Lo importante era el retorno del hijo pródigo.

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“Me sentí mucho mejor jugando que mirando. Ni siquiera podía expresar con palabras cómo me sentí estando allí… Definitivamente fue un momento que nunca olvidaré”. Lonzo, una promesa de su generación, fue uno de esos muchos jóvenes que los Lakers utilizaron para buscar una nueva era tras la retirada de Kobe Bryant. Destacado en UCLA, en sus primeros compases en la NBA demostró que era un excelente defensor, con brazos largos, aptitudes para el rebote y una gran visión de juego.

Su único problema era su cuestionable dinámica de tiro (arqueaba los brazos de forma muy extraña) y los irregulares porcentajes de triples que siempre tenía, algo mejorable y todavía no preocupante en un jugador de tan solo 20 años.

Sus dos primeras temporadas fueron algo decepcionantes y puso rumbo a los Pelicans en 2019. Siendo incluido en el multitudinario traspaso que llevó a Anthony Davis a los Lakers. Allí, alejado de los focos y con su padre asumiendo la evidencia de que no había opción de volver a la atractiva vida de Los Ángeles, empezó a mejorar.

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Promedio de 11,8 puntos, 6.1 rebotes y 7 asistencias el año de la pandemia, números que progresaron significativamente el curso siguiente: 14,6 tantos, rozando el 38% en triples. Tras ello, llegó a los Bulls en la 2021-22, donde sería titular (igual que en los proyectos anteriores) en un lugar perfecto para progresar. Sin embargo, la lesión de rodilla llegó y fue una desgracia que frenó de forma absoluta sus increíbles avances. Llevaba 55 partidos disputados y estaba en una media de 13 puntos, 5,4 rechaces y 5,1 pases a canasta, por encima del 42% en triples. Cifras que le consolidaban ya como un jugador total.

Desde entonces, Lonzo se ha sometido a tres procedimientos artroscópicos en su rodilla izquierda. En enero de 2023, un año después de la lesión y habiendo pasado un año desde su último encuentro. Se anunció que aún seguía sintiendo dolor y no estaba listo para reaparecer.

Más tarde, a mediados de febrero, se anunció que no reaparecería esta temporada al agravarse el dolor en su rodilla. Finalmente, el 16 de marzo, se sometió de nuevo a cirugía, la tercera en la rodilla izquierda. Los Bulls pidieron una disabled player exception a la NBA, para que el equipo pueda sustituir al jugador que estará lesionado toda la temporada. “Se me ha hecho largo. Realmente largo”, ha dicho el jugador tras el partido. Una situación en la que se llegó a plantear la retirada pero una espera que ha terminado en milagro más de 1.000 días después. Espectacular.

EO//Con información de: Diario As

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