Muchos invierten su tiempo entre trabajar y pensar en una realidad distante a la que ni saben si van a llegar
El incalculable valor del tiempo, uno que avanza sin dar vuelta atrás.-Las situaciones pueden cambiar. El dinero va y viene, pero de lo que nunca tendremos control, es del tiempo. Uno que nos afecta a todos sin excepción, se esfuma sin avisar por lo que nuestro deber es no desaprovecharlo.
Muchos invierten su tiempo entre trabajar y pensar en una realidad distante a la que ni saben si van a llegar. Descuidando a sus familias, el amor, a sí mismos, cediendo su propia paz por otros. No entendiendo que puedes poner a otro empleado en un escritorio, pero no otro padre en una casa.
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El tiempo no perdona a nadie, no vuelve, no hace acepciones. Tarde o temprano nos pasa factura a todos. Aunque invertirlo en el futuro no es malo, trabajar en ello tampoco lo es. Pero dejar que sea el centro es el verdadero problema, perder la vista de lo esencial que es invisible a los ojos.
Los recuerdos de quienes amamos, los momentos valiosos de lo cotidiano. Una verdad en la que todos debemos pensar es todo el tiempo que invertimos en preocupaciones y estrés. La mayoría problemas imaginarios que no son tan grandes como creemos.
“El ayer es historia, el mañana es un misterio, pero el hoy es un obsequio. Por eso se llama presente” Maestro Oogway. Y valorar nuestro presente es parte de poder alcanzar ser buenos ciudadanos.
EO// Redacción Bárbara León