El hijo de Gadafi cesará sus actividades políticas y mediáticas en Egipto. Saif al Islam, hijo del fallecido dictador libio Muamar al Gadafi, anunció este martes la suspensión de sus actividades políticas y mediáticas desde Egipto después de que, según afirmó, las autoridades locales prohibieran difundir informaciones sobre el mariscal Jalifa Haftar, hombre fuerte del Ejecutivo rival a Trípoli.
«Nos damos cuenta de que en política no hay amistades ni enemistades permanentes y que la base sobre la que se asientan las relaciones entre países es el grado de su capacidad para alcanzar y servir sus propios intereses y beneficios mutuos entre ellos y somos conscientes de entender bien estas reglas», declaró el jefe de su gabinete político, Abdullah Othman Abdullah, en un comunicado.
Al islam agradeció al presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, la «mejora» de las condiciones de los miles de desplazados libios que llegaron tras 2011, con el derrocamiento de su padre, y aseguró entender su posición, «preocupado» por la estabilidad en Libia y su impacto en el ámbito económico y de seguridad.
«Los agentes que fueron puestos por los países occidentales en Libia están destinados a desaparecer, como todos los agentes que Italia permitió en Libia en 1911 (inicio de la colonización italiana) y los agentes que Gran Bretaña permitió en Libia en 1951 (fin de la administración británica). Todos han pasado al basurero de la historia», concluyó Abdullah.
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Tras siete años en paradero desconocido, Al Islam reapareció en 2021 para anunciar su candidatura a las elecciones presidenciales previstas a finales de ese año, y aplazadas «sine die» desde entonces, pese a tener una orden de búsqueda internacional por presuntos crímenes de lesa humanidad.
El segundo hijo de Gadafi fue capturado en noviembre de 2011 por las milicias de la ciudad occidental de Zintan, un mes después del asesinato de su padre, y condenado a la pena capital por un tribunal de Trípoli que lo juzgó en rebeldía por la negativa de sus captores a liberarlo.
En 2017 fue entregado a las fuerzas afines al mariscal Jalifa Hafter, tutor del Parlamento desplazado en la ciudad oriental de Tobruk y hombre fuerte del país, que facilitó su amnistía y le protegió de la orden de captura dictada por la Corte Penal Internacional (CPI).
Libia está sumida en una profunda crisis y el poder se encuentra dividido entre el Gobierno de Unidad Nacional (GNU) del primer ministro Abdelhamid Dabeiba, con sede en la capital y reconocido por la comunidad internacional; y el llamado Gobierno de Estabilidad Nacional (GEN) dirigido por Osama Hammad, basado en Bengasi y designado por el Parlamento, bajo el control del mariscal Haftar.
EO//Con información de: 800Noticias