Detalles que pueden realzar tu belleza natural sin comprometer tu maquillaje

El error en el maquillaje que muchas cometen-. La maquilladora Bárbara Martos alerta sobre un hábito muy extendido en la rutina de belleza: aplicar el lápiz de ojos negro en la línea de agua del ojo (la zona interna, donde toca con el párpado inferior).
Aunque el negro es un color clásico y potente en maquillaje, Martos explica que su uso en esta zona es “contraproducente” en rostros más maduros. Según su análisis, el negro absorbe la luz, reduce visualmente el ojo y puede acentuar signos de cansancio o envejecimiento en vez de disimularlos.
Martos resume su recomendación con claridad: “Si usas el lápiz de ojos negro en la línea de agua vas a parecer 10 años mayor”. En su lugar, propone aplicar el color negro con moderación o directamente evitarlo en la línea de agua y, en su lugar, usar tonos claros como blanco o beige que ayuden a “abrir” la mirada, neutralizar el tono carne o rosado de esa zona y aportar luz.
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¿Por qué ocurre este efecto?
Martos explica que el negro actúa absorbiendo luz en la zona de la línea de agua, lo que reduce la visibilidad del globo ocular y genera la ilusión de un ojo más pequeño o “encajonado”.
Además, como esa zona tiende a presentar más líneas finas, bolsas o sombras con la edad, el contraste fuerte del negro puede enfatizar esos rasgos indeseados en lugar de minimizarlos.
También advierte que, en la línea de agua, el delineador negro tiende a correrse o acumularse en las esquinas del ojo, lo que añade un aspecto menos pulido y más envejecido.
¿Cómo adaptar mejor el maquillaje según la edad?
Para quienes tienen una mirada joven, el uso del lápiz negro en la línea de agua puede funcionar y dar intensidad. Pero para rostros con mayor experiencia o ciertas señales de fatiga, Martos recomienda cambiar el enfoque: utilizar tonos clarísimos en la línea de agua inferior, aplicar el delineador negro solo en el párpado superior o difuminar mucho, y centrarse en aportar luz y apertura más que en dramatismo.
De esta manera, el maquillaje potencia la mirada sin “acelerar” visualmente el efecto de los años.
La clave está en adaptar el maquillaje a la edad y al estado del contorno ocular: un trazo sutil, bien difuminado o sustituido por tonos claros, puede marcar la diferencia entre una mirada fresca y una que, sin querer, transmite mayor edad de la que realmente hay.
EO// Con información de: 2001
