Los problemas comenzaron antes de la pandemia, pero, después de 2020 se han incrementado las consultas por ansiedad, depresión, trastornos de la conducta alimentaria y autolesiones. El 70% de los trastornos mentales comienza en la edad infantojuvenil
El aumento de problemas de salud mental de los menores, a estudio en el 19º Congreso de AEPap. En 2019, siete menores de 15 años se suicidaron en España. En 2020, año del inicio de la pandemia, fueron el doble. Y en 2021 la cifra llegó a 22.
Se trata de casos extremos, pero los pediatras de Atención Primaria también han constatado un aumento de las autolesiones y los intentos autolíticos. En definitiva, “la salud mental de nuestros adolescentes ha empeorado en los últimos años”. Con esta certeza, la Dra. Margarita Sánchez Calderón ha moderado la mesa redonda inaugural del 19º Congreso de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
Los expertos reunidos en este encuentro, en el que se dan cita más de 700 profesionales del 2 al 4 de marzo en Madrid, han intentado dar respuesta a una pregunta que, en los últimos meses, se han hecho cada vez más en las consultas de los centros de salud y que ha dado título a esta mesa: “¿Qué está pasando con la salud mental y emocional de los adolescentes?” Se trata de un asunto que preocupa especialmente, no sólo por el incremento de conductas autolesivas, sino porque se estima que el 70% de los trastornos mentales comienza en la etapa infantojuvenil.
“Se han realizado múltiples estudios con diversas metodologías, y aunque las cifras varían entre unos estudios y otros, hay consenso de este aumento. A nivel clínico han aumentado las demandas por estas patologías tanto en Atención Primaria como en especializada y urgencias”, señala la Dra. Sánchez Calderón.
En el caso del primer nivel asistencial, “los problemas de conducta, fracaso escolar, trastornos de conducta alimentaria, ansiedad y autolesiones” son los asuntos relacionados con la salud mental más presentes en las consultas. Así lo señala el Dr. Jorge Olivares, responsable de la consulta de Pediatría general, social y adolescentes del Hospital Universitario de Torrejón, en Madrid, responsable del taller “¡Un adolescente en mi consulta! Herramientas de comunicación y vínculo para pediatras de AP”, también incluido en el programa del Congreso.
Tal y como explica, las consultas más frecuentes de pacientes de esta edad corresponden a “traumatismos, procesos infecciosos, o revisiones y vacunas correspondientes a este período de la vida”. Pero no todo son catarros y lesiones.
A partir de los 12 años
La Dra. Sánchez Calderón apunta que es crítico vigilar la salud mental en la infancia y en el paso a la adolescencia, pues la incidencia de problemas mentales aumenta a partir de los 12 años. El paso de la consulta de Pediatría de AP a la de Medicina de Familia a los 14 años en estos niños y niñas, a su juicio “puede suponer un problema por la pérdida de continuidad”.
El pediatra de Atención Primaria es clave para vigilar las conductas de los adolescentes,pues es el profesional más cercano y, en esta etapa, “es difícil establecer la línea que separa lo que se considera sano de lo que se considera patológico”, indica la Dra. Sánchez Calderón. “Por ejemplo, la tristeza, irritabilidad, preocupación por la imagen corporal, cuestionar las normas sociales o familiares, la dificultad para controlar el uso de aparatos tecnológicos, son conductas que serán patológicas si son tan frecuentes que ocasionan una incapacidad para el disfrute, ataques de pánico, cambios drásticos del peso, problemas de adicciones. En resumen: conductas que interfieran en el funcionamiento habitual del adolescente”.
Por tanto, el seguimiento de los pacientes en esta etapa es especialmente importante. Pero, además de un período de transición, es en el que los padres empiezan a llevar menos a sus hijos al centro de salud y, a veces, tampoco acuden por su propio pie. El Dr. Olivares atribuye esta menor frecuentación a que “los adolescentes han sido atendidos desde que nacieron siempre con sus padres como filtro de su comunicación, y ellos necesitan su lugar propio”.
Por ello, subraya como recomendación para los profesionales, “ofrecer la consulta como un lugar seguro y confidencial, libre de juicio, donde el paciente puede hablar de sus preocupaciones, sean del tipo que sean”. Se trata de una necesidad para muchos pacientes, pues “la pandemia, y el confinamiento prolongado en su momento, fueron factores desencadenantes para que pacientes con dificultades tuvieran peor evolución, y también sacó a la luz mucha problemática familiar”. A su juicio, aunque “la adolescencia es un período complejo”, los pediatras de Atención Primaria pueden establecer con sus pacientes adolescentes “un vínculo sano y honesto” que les ayude “a crecer y evolucionar hacia la madurez”. Para los profesionales “ser testigo de ese crecimiento personal es enormemente satisfactorio”.
En cuanto a las pautas para las familias, la Dra. Sánchez Calderón aconseja “no buscar culpables, pues los trastornos mentales no tienen un único origen”. En su lugar, recomienda “buscar información, pedir ayuda. El pediatra va a acompañar a la familia y al adolescente en este proceso, y se va a coordinar con el centro educativo y con salud mental”. Para ello, los pediatras de AP reclaman a la administración tiempo en sus agendas para dedicar a esta tarea.
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