Se ha descubierto, por sus restos fósiles de 450 millones de años de antigüedad, una especie de artrópodo que hasta ahora era desconocida
Descubren un pariente lejano de las arañas que vivió hace 450 millones de años

Descubren un pariente lejano de las arañas que vivió hace 450 millones de años-. Se ha descubierto, por sus restos fósiles de 450 millones de años de antigüedad, una especie de artrópodo que hasta ahora era desconocida. El ejemplar fosilizado se ha conservado tridimensionalmente en pirita. La nueva especie, Lomankus edgecombei, está lejanamente emparentada con arañas, escorpiones y limúlidos.

El hallazgo es obra de un equipo encabezado por Luke Parry, de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido.

El fósil fue hallado en un yacimiento paleontológico del estado de Nueva York, EE.UU. Que contiene una capa de roca albergando múltiples trilobites con una conservación increíblemente buena.

Los animales conservados en ese sitio vivieron en un ambiente hostil y bajo en oxígeno que permitió que la pirita sustituyera partes de sus cuerpos tras quedar sepultados bajo sedimento. Dando lugar a espectaculares fósiles tridimensionales de un llamativo color dorado, como si estuviesen hechos de oro.

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La nueva especie pertenece al grupo de los megaqueiros (o megaqueiranos), un emblemático grupo de artrópodos con una gran pata modificada, un modo de brazo, en la parte delantera de su cuerpo. Muchos de ellos utilizaban este apéndice para capturar presas.

Los megaqueiros como el Lomankus edgecombei eran muy diversos durante el periodo Cámbrico (hace entre 538 millones de años y 485 millones), pero se creía que se habían extinguido en gran medida en el periodo Ordovícico. (hace entre 485 millones de años y 443 millones).

El descubrimiento ofrece nuevas e importantes pistas para resolver el viejo enigma de cómo los artrópodos desarrollaron los apéndices de la cabeza: uno o más pares de patas. Situados en la parte delantera de sus cuerpos. Y que fueron modificados para servir en funciones especializadas como detectar el entorno inmediato y capturar presas. Algunos de estos apéndices son las antenas de insectos y crustáceos, así como las pinzas y colmillos de arañas y escorpiones.

“Hoy en día, hay más especies de artrópodos que de cualquier otro grupo de animales en la Tierra. Parte de la clave de este éxito es su cabeza altamente adaptable y sus apéndices, que se han adaptado a diversos retos, como una navaja suiza biológica”, destaca Parry.

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Mientras que otros megaqueiros utilizaban su gran apéndice delantero para capturar presas, en Lomankus las garras típicas de este están muy reducidas, con tres flagelos largos y flexibles en forma de látigo en su extremo. Esto sugiere que Lomankus utilizaba este apéndice frontal para percibir el entorno, más que para capturar presas. Lo que indica que llevaba un estilo de vida muy diferente al de sus parientes evolutivos más antiguos del periodo Cámbrico. Parece ser que, a diferencia de otros megaqueiros, Lomankus edgecombei carecía de ojos. Lo que sugiere que se servía de su apéndice frontal para buscar comida en el entorno oscuro y de bajo oxígeno en el que vivía.

“En vez de representar un ‘callejón evolutivo sin salida’, Lomankus nos muestra que los megaqueiros siguieron diversificándose y evolucionando mucho después del Cámbrico, con el antes temible gran apéndice desempeñando ahora una función totalmente distinta”, señala Parry.

El estudio se titula “A pyritized Ordovician leanchoiliid arthropod”. Y se ha publicado en la revista académica Current Biology.

EO// Información de: NCYT