La palabra no, es negativa, sin duda, eso ya lo sabemos, y es por esto que, tal vez, muchas personas les aterra decirla, negarse a algo, es imposible para algunas, cueste lo que cueste, y pasen por lo que pasen, nunca saben decir «no»

Decir «no», es necesario.- Tal vez, te ha pasado que no puedes dominar tus emociones, y das siempre un sincero sí, sí a cualquier favor, siempre dispuesto a servir, a apoyar, teniendo del resto de las personas solamente rechazos, malos tratos, una facilidad en decir «no puedo», mientras tú, meditas como es que no puedes hacer lo mismo.
Posiblemente, lo has intentado, y cuando llegas a casa, es el primer pensamiento que viene a ti, en un momento de silencio en tu habitación, entonces quisieras regresar el tiempo y ya no decir que no, es un sentimiento de culpa, que quizás, no podrás explicar.
Según algunas investigaciones reseñadas en documentales, los neuropsicológos explican que esto se debe al temor a ser excluidos, a crear una imagen negativa de nosotros mismos o la necesidad de ser complacientes con quienes nos rodean para satisfacer los sentimientos de ellos y nosotros sentirnos bien.
Leer más: El eco silencioso de un “entonces”
No, claro que no está bien; la especialista española Alba Cardalda, reseñó en un portal web, que lamentablemente nos educan para complacer a los demás sin tomar en cuenta nuestras propias emociones.
Normalmente, pensamos que decir no, nos hace; egoístas o malas personas, priorizamos lo que otros quieren y no a valorar lo que uno siente al ser honesto; por eso surgen situaciones adversas donde nos preguntamos: ¿Por qué no dije que no?.
En parte, siempre estamos buscando la aprobación de quienes nos rodean, y esto aunque no puede estar mal del todo, no debe ser tu prioridad, no puedes dejar que el mundo te lastime por no saber decir no, dejar que personas se aprovechen de tu buen corazón, bien es cierto, que muchos llegan a lastimarte y allí estás tú diciendo otra vez: «sí puedo ayudarte» o «sí te perdono», pero recuerda que perdonar a alguien no significa que tiene que ser tu amigo nuevamente, no está mal alejarse, eso sana tu alma y no la perturba, y tampoco significa, que no puedas decirle «no» para evitar emendar lo que puedes considerar tu «error».
Aprende a decir no, aprende a poner límites en tus relaciones de amistad, pareja, familiares, no eres malo si no quieres o no puedes, el que no te comprende, definitivamente no te aprecia. Cargarse de cosas que no queremos hacer o que no tenemos tiempo de hacer, nos genera estrés y ansiedad, y tu salud mental está primero.
EO// Redacción: Lcda. Carlenis Avendaño