La relación entre la sociedad y el maquillaje ha pasado por ciclos de aceptación y censura, sin desaparecer por completo

De ritual sagrado a símbolo de moda: La sorprendente historia del maquillaje – El maquillaje es una práctica humana milenaria utilizada por personas de distintas épocas y regiones para diversos fines, como la expresión social, la comunicación de estatus o la búsqueda de aceptación divina.
La historia documentada del maquillaje comienza hace unos seis mil años en el Antiguo Egipto. Allí era un símbolo de riqueza y favor ante los dioses, utilizado tanto por hombres como por mujeres. Empleaban productos como delineador de ojos, polvos para aclarar la piel y colorete. Cosméticos como el kohl (delineador negro) y la sombra de ojos de malaquita (verde) tenían significado religioso, representando deidades como Horus y Re.
A lo largo de la historia, la aceptación del maquillaje ha fluctuado:
Antiguo Egipto: Se usaba libremente; cosméticos como el kohl tenían significado religioso.

Textos Bíblicos: Hacen referencia al uso, pero a menudo con connotaciones de vanidad o desafío a normas, como en el caso de la reina Jezabel.
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Antigua Roma: El rechazo era principalmente social y filosófico. El maquillaje visible se vinculaba con trabajadoras sexuales y era despreciado por corrientes como el estoicismo, que valoraba la bondad moral sobre la apariencia física.
Europa Medieval/Bizancio y Renacimiento: La popularidad osciló. En el Renacimiento resurgió, aunque el uso de ingredientes peligrosos como el plomo causó problemas de salud.
Siglo XIX: La reina Victoria del Reino Unido lo catalogó como vulgar, forzando su uso a la discreción.
El verdadero regreso y la aceptación pública y visible del maquillaje ocurrieron en la década de 1920. Impulsado por la industria cosmética, productos como el lápiz labial rojo y el delineador oscuro se comercializaron abiertamente. El maquillaje se consolidó como un indicador de moda y riqueza, dejando de ser un tema privado para convertirse en parte de la presentación social.
La práctica nunca ha desaparecido, reflejando siempre la compleja interacción entre valores culturales, creencias religiosas, economía y tendencias artísticas.
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