Cuando el sueño deportivo se convierte en una carga

El deporte debe ser un puente hacia una vida mejor, no un muro que aísle al niño de su propio futuro
Cuando el sueño deportivo se convierte en una carga

Cuando el sueño deportivo se convierte en una carga-. El entusiasmo con el que un niño abraza un deporte es una de las imágenes más puras de la vida. Pero, ¿Qué sucede cuando esa pasión se nubla, el rendimiento baja y la concentración desaparece llevando al abandono de los estudios? Es fácil señalar la falta de disciplina o la pereza, pero debemos mirar más allá.

La distracción y el eventual abandono no son actos de rebeldía, sino síntomas de una presión que el niño incapaz de gestionar, termina por manifestar en desinterés.

La confusión de prioridades en la mente infantil es una de las primeras señales de alarma. Cuando el deporte pasa de ser un complemento enriquecedor a convertirse en la única medida de valor, el niño invierte toda su energía emocional en ello.

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Si la cancha se convierte en una fuente constante de estrés (por un entrenador exigente o por las críticas paternas), el cerebro busca refugio.

El abandono de los estudios es a menudo una forma de desconexión total: si no puedo ser perfecto en el deporte, ¿para qué esforzarme en la escuela? Es un mecanismo de defensa ante un sistema que le está pidiendo ser adulto antes de tiempo.

El deporte tiene el gran propósito de formar el carácter, enseñar el trabajo en equipo y promover la salud, no de garantizar una carrera millonaria. Cuando vemos la distracción, debemos cuestionar el ambiente que hemos creado.

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Si los presionamos a buscar una victoria constante al costo de su bienestar, habremos fallado en la lección más trascendental de todas: la de ser personas plenas y equilibradas.

El deporte debe ser un puente hacia una vida mejor, no un muro que aísle al niño de su propio futuro, asegurando que su legado más valioso sea siempre su felicidad y su amor incondicional por el juego

EO//Redacción: Jesús Rodríguez