Sus hojas como infusiones ayudan mantener los niveles de glucosa, siendo utilizado en el tratamiento de la diabetes
Conoce aquí los diferentes usos que le dan los maturineses a esta exótica fruta. La Pésjua, conocida en diversas regiones como paramito, jámbola, jambul o laurel cimarrón, es un árbol emblemático que florece en la temporada de lluvias y se convierte en un verdadero festín para los sentidos.
En Monagas, esta fruta exótica, también llamada uvas playeras, despierta el entusiasmo de los ciudadanos, quienes aprovechan su llegada para crear una variedad de dulces, licores, vinos y remedios caseros.
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Los frutos de la Pésjua, que se caracterizan por su forma redonda y su color que varía del verde al negro al madurar, son una fuente de inspiración para la creatividad culinaria. Las familias monaguenses se reúnen para elaborar jaleas y mermeladas que capturan el sabor único de esta fruta, mientras que otros optan por fermentar sus frutos para producir licores y vinos artesanales que reflejan la rica tradición local.
Además de su uso en la cocina, la Pésjua ha sido valorada por sus propiedades medicinales. Los habitantes de Monagas han transmitido a lo largo de generaciones el conocimiento sobre los remedios caseros que se pueden elaborar con sus hojas y corteza.
Sus hojas como Infusiones son utilizadas para aliviar diversas dolencias, aprovechando las propiedades antibacterianas y antiinflamatorias que ofrece esta planta, para mantener los niveles de glucosa, siendo utilizado en el tratamiento de la diabetes, no presenta efectos secundarios, solo en casos donde se excede su uso sin ningún control.
Previenen el envejecimiento también, muchas personas suelen utilizar la corteza, y sus hojas como infusiones para mantener los niveles de glucosa, siendo utilizado en el tratamiento de la diabetes, no presenta efectos secundarios, solo en casos donde se excede su uso sin ningún control.
EO// Redacción de: Durfelix Rivas