El informe inicia recordando que “los científicos consideran que la muerte es la interrupción irreversible del funcionamiento de un organismo”

Científicos identifican un posible “tercer estado” entre la vida y la muerte – Un artículo publicado en The Conversation explora un descubrimiento que podría cambiar nuestra comprensión de la vida y la muerte. Investigadores analizaron qué ocurre con las células después de morir y hallaron que, para ciertos organismos, la muerte no representa necesariamente el final, sino el comienzo de un nuevo proceso.
Sin embargo, fenómenos como la donación de órganos donde tejidos y células permanecen activos después de la muerte clínica evidencian que el límite entre la vida y la muerte es más difuso de lo que se pensaba.
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Para profundizar en este enigma, el microbiólogo Peter Noble, de la Universidad de Alabama en Birmingham, y el investigador en bioinformática Alex Pozhitkov, del centro oncológico City of Hope, lideraron un experimento sorprendente.
En él, células cutáneas extraídas de embriones de ranas muertas fueron cultivadas en laboratorio y, de manera espontánea, lograron reorganizarse para formar organismos multicelulares llamados xenobots.
Estos xenobots van más allá: son capaces de autorreplicación cinemática, un proceso en el que replican su estructura y función sin necesidad de crecer como un organismo tradicional.
Para los autores del estudio, este fenómeno representa un “tercer estado” de existencia, en el que las células pueden reorganizarse tras la muerte para dar origen a nuevas formas de vida.
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El hallazgo ha generado intensos debates en la comunidad científica. El biólogo de la Universidad de Tufts, Michael Levin, afirmó que “como humanos tenemos una capacidad muy limitada” y que, con frecuencia, no reconocemos la inteligencia cuando es “extremadamente pequeña o extremadamente grande”.
En contraste, una carta publicada en la revista EMBO Reports cuestiona la interpretación de estos resultados, aunque el biólogo evolutivo William Miller coincide con Levin al señalar que “estamos aprendiendo a hacer lo que hacen las células, y si somos inteligentes, colaboraremos con ellas”.
Más allá de la polémica, los investigadores destacan que este “tercer estado” no solo amplía el conocimiento sobre la adaptabilidad celular, sino que también podría abrir el camino hacia nuevos tratamientos médicos y aplicaciones biotecnológicas hasta ahora «impensables».
EO// con información de: NTN24
