El dúo conformado por Asier Cazalis y Pável Tello interpretó 28 canciones en la terraza del CCCT a propósito de su Tour Control
Caramelos de Cianuro celebró en casa su año soñado. Hace un año, Asier Cazalis admitía que Caramelos de Cianuro había pasado por varias crisis antes del lanzamiento de Control, su más reciente disco. Del equipo salieron el histórico miembro Miguel Ángel González, el Enano, y el baterista Darío Adames y el vocalista se enfermó de hepatitis, entre otros problemas personales, sin olvidar que eran tiempos de pandemia.
Aquella banda de al menos cuatro miembros ahora trabaja como dúo, con Pável Tello en la guitarra. Es otro momento y les ha funcionado. Control es uno de sus discos más complejos y arriesgados y en escena ambos derrochan energía, sobre todo Cazalis, que a sus 50 años sigue moviendo la cadera a la hora de cantar temas seductores como «Las notas» para luego dar vueltas y brincar mientras interpreta «El flaco», un rock más pesado.
El vocalista lo admitió el sábado en la noche en su concierto en la terraza del Centro Comercial Ciudad Tamanaco. Pasaron momentos difíciles y se refugiaron en la música. El tema «Que el desayuno espere», afirmó Asier, engloba los sentimientos que afloraron en ese período. «No sé si fue el azar o la casualidad. Algo del destino que te puso en mi camino», dice parte de la letra.
«Cuando empezamos a trabajar en Control estábamos en un lugar difícil, muchas crisis, muchos conflictos, a todos nos pasa. Nos refugiamos en el disco, trabajando, haciendo lo que sabemos hacer. Queríamos demostrar que aún teníamos cosas que decir, canciones por cantar, ahí todo empezó a salir mejor», expresó un emocionado Asier, que interpretó sonriente el tema y que culminó tomando del hombro a Pável.
Si hay algo que tiene Caramelos de Cianuro son canciones que le llegan al público, que en el CCCT iba de adolescentes a personas que superaban los 40. La fórmula de tener un tema pícaro como «Rubia sol, morena luna» pero también otros más desinhibidos como «Átame» ha funcionado. Sexo, amor, despecho, habitualmente sin demasiadas metáforas.
Cómo olvidar, por ejemplo, esas líneas tan directas de «Una foto de tu ombligo», que pertenece a Harakiri City, de 1996: «Tirarás con cuantos quieras, pero el amor no lo harás jamás», cantada apasionadamente por el público. O de «Sexo», que es más reciente: «¿Por qué no hablamos de sexo? Es que hay un vínculo, hay un lazo, hay un nexo. Y es ridículo que nos neguemos a esto que estamos sintiendo».
Vía|El Nacional