Esta historia va más allá de definirla como una dura enfermedad, es una historia de gallardía, una historia que nos deja una profunda enseñanza; es el proceso de una sanación con valentía y mucha fe

Anggi Roca es ejemplo de sanación con valentía y fe-. Anggi Roca es locutora de profesión, 100 por ciento monaguense, en el estado creó y condujo un programa deportivo llamado “Balón Rosa”, es amante de este mundo deportivo, fue jefe de prensa del Monagas Sport Club desde el 2012 hasta el 2016, gerente de medios de Difalo FC y corresponsal de Meridiano Tv.
Ella siempre se había definido como una mujer luchadora, fuerte y empoderada, hasta que llegó el día de un diagnóstico que cambió y marcó su vida para siempre, en los resultados se leía: Carcinoma Ductal Infiltrante, que es igual: cáncer de mama.

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Esa formación de palabras plasmadas en un papel impreso escrito en portugués, pues reside actualmente en Brasil, bastaron para que Angie bloqueará su mente y solo pensara en: “me voy a morir”; contradiciendo totalmente las características con las que siempre se definía: fuerte de carácter, nada la hacía tambalear, al menos que no afectará a su única hija, Nicole.

Contó que en el 2019 salió de su país natal Venezuela rumbo a Ecuador, allí vivió tres años donde durante su estadía nunca presentó ningún síntoma que pudiera hacer sospechar sobre la enfermedad, pero sí conocía que presentaba senos poliquísticos, luego de un examen que se realizó un poco antes del 2013.
“El error más grande del mundo, que puede cometer una mujer es no tener su control de rutina con el ginecólogo, luego de hacerme esos exámenes más nunca fui a un especialista, siempre fui muy sana, ni gripe me daba, además de eso se junta, en el 2013, el fallecimiento de mi mejor amiga, quien murió de cáncer de útero y eso me impactó tanto, que en vez de ser una lección me generó fue un gran temor”, relató Anggi.
En el 2021 la locutora llega a Brasil donde empieza a trabajar y por leyes del país exigen su control médico, allí empieza su rutina médica, vive actualmente, en Río Grande del Sur.
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Su única hija tiene 19 años, por lo que desde hace un tiempo la ilusión de volver a convertirse en madre surgió nuevamente.
Anggi detalló que un día bañándose, justo en el momento donde se aplicaba el jabón, se tocó una pequeña pelotita en su seno izquierdo, describiéndolo como una caraota o más pequeña, sin embargo, no le prestó atención.

“Siento la pelotita y posteriormente me tocó el otro seno y no siento nada, claro que me queda la inquietud, pero solo pensarlo me generó temor, aún más cuando vengo arrastrando el fallecimiento de mi mejor amiga producto de un cáncer, seguí mi vida normal, tratando de restarle importancia y creyendo que no sería posible”, argumentó.
Roca continúa relatando que en el trabajo donde estaba y donde se desempañaba como empaquetadora de embutidos: calabresa, salchichas y otros, le dan sus primeras vacaciones, las cuales las pasa en familia, paseando, conociendo, viajando, pero es cuando se reincorpora a sus labores que empieza a sentir “una presión en la axila”.
“Empiezo a sentir una presión en mi axila, sobre todo cuando alzaba peso en mi trabajo, por lo que decido finalmente acudir al médico porque ya el dolor era incontrolable, me hacen mi primera mamografía; en diciembre de 2023, allí empieza el dolor en el seno y enrojecimiento, llega enero y siguen los dolores aún más intensificados en la axila, me mandan medicamentos fuertes para dolores, y llegan los resultados de la mamografía, donde me dicen que arrojó negativo o sin hallazgos significativos y se requirió la repetición del estudio con contraste para una mejor visualización de órganos o lesiones”, describió.

Durante todo el proceso, antes de enterarse de que ya presentaba cáncer de mama, Anggi presentó etapas de ansiedad, cambios de humor, estrés, depresión, rabia, pues recurriendo a investigaciones en internet, toda esta información la agobiaba.
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“En febrero de 2023 ya sabía que mi cáncer era un tumor maligno, proseguía a una biopsia para ver qué grado estaba y cuando ya me entero por parte de mi médico que, pues tenía un cáncer de mama, fue un momento donde se me bloqueó mi mente, lo único que pensé fue que me iba a morir, me metí en el baño, lloré, vomité, se me iban las piernas: me meto en mi cuarto a llorar mucho no tenía esperanzas, se me fue la fe, solo pensaba en que me iba a morir, y es allí cuando llega mi hija y me ve llorar así, yo la miro y literal algo me abofeteó, nunca había visto a mi hija así y no quería que sufriera, entonces me sequé mis lágrimas y le dije ´mami pasa, aquí no está pasando nada, el resultado dio positivo, tengo cáncer, pero en esta ciudad el tratamiento en muy óptimo, voy a luchar y voy a sobrevivir porque Dios es está con nosotros´”, relató Roca.
Esta mujer, amante del periodismo deportivo, habló con sus hermanos para qué prepararán a su mamá y papá, y les pidió que los dejarán llorar si querían “que lloren no los regañes”.
Durante el tratamiento, contabilizó que lloró tres o cuatro veces en lo que define “por sentimiento no por dolor corporal”, el primer episodio fue cuando su papá por primera vez envió un audio por WhatsApp, pues estaba en Venezuela, donde pasó de ser un hombre que siempre se mostraba fuerte a escucharlo llorar y quebrarse por primera vez en sus 40 años de vida.

“Otro momento duro fue cuando se enteró mi hermana, porque no nos hablábamos desde hace más de cinco años, ella pasó un mes y algo para hablarme sobre el caso. Otra vez fue cuando mi marido explotó luego de un mes de tanta carga, de querer hacer ver que estaba en calma para darme fuerzas y la última En pleno tratamiento, llevaba mi sexta quimioterapia, me gusta mucho el pollo a la broaster, tenía una dieta estricta y mi mamá me dejó comerlo, lloraba del desespero de volver a comer algo que me encantaba”, relató.
Empieza el tratamiento y Anggi se pregunta: ¿Cómo voy a pagar esto?
Aquí no termina el amargo momento, donde llegaba la etapa humanamente dolorosa, ya no iba a doler solo el alma, también su cuerpo.
“Me hacen la biopsia. Lo primero que pienso es como voy a pagar esto, y fueron mis amigas brasileras, quienes me indicaron que podía hacerlo por el Sistema Único de Salud (SUS), el sistema público de salud de Brasil que garantiza atención médica gratuita, y afortunadamente quedaba a cuatro cuadras de mi casa”, agregó.

La primera quimioterapia, fueron ocho sesiones donde su mamá aún no llegaba de Venezuela, específicamente el 5 de abril.
“Lloré cuando me explicaron todo lo que me generaría el tratamiento, donde venía el perder mi cabello, y quien me conoce sabe que amo tenerlo muy largo, y eso para mí siempre fue sagrado y cuando me dijeron que no podíamos tener más hijos, cuando ya hasta estábamos planificando la idea de que sí”.
Por cada quimioterapia, Angie era homenajeada con una celebración por parte de su familia y amigas del trabajo, experimentaba vómitos, náuseas, mareos, cansancio, sueño.
“Perdí mis cejas, uñas de las manos y los pies, pestañas, se quemó la piel, me sentía tan mal porque me veía deteriorada físicamente, pero el apoyo de mi esposo fue tan primordial, entonces llegó la hora de raparme el cabello, me dijo: ´porque solo yo te tengo que ver hermosa y para mí lo eres´”.
Llegó el 3 de octubre de 2024, operan a Anggi y le hacen una media extirpación del seno izquierdo lesionado, sus exámenes y recuperación eran óptimos, decidió vivir.
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En diciembre de 2024 le hacen 15 sesiones de radioterapia, y en enero 2024 su mastólogo la ve por primera vez y le da una buena noticia, pues ya no iba a recibir medicación porque el cáncer se había ido.

“Nací nuevamente, la fe en Dios, apoyo de mi mamá, de mi esposo, mi hija, mi familia entera, la decisión de vivir, de aceptarme tal cual como estaba, de convencerme de que todo sería pasajero y la salud óptima de Brasil, fueron las claves perfectas para yo hoy con mi testimonio ayudar a esas mujeres que quizás en estos momentos están recibiendo ese diagnóstico, no duden del poder de Dios y no dejen que la tristeza se apodere porque esta enfermedad es una enfermedad emocional y eso complica más nuestra situación”, finalizó.
Anggi Roca hoy idealiza cómo ayudar con creación de pelucas a esas damas que pasan por esta dura enfermedad, sobre todo en su país natal: Venezuela, y además dictar charlas de conciencia e información en la ciudad donde vive actualmente.
EO// Redacción de: Lcda. Carlenis Avendaño
