‎‎Mientras sus lágrimas caían, su voz entre cortada repetía que no quería que yo llegara a «viejita»; es el terrible momento, en el que a la cabecita de nuestros hijos llega una gran y angustiante interrogante: ¿Mamá, cuando llegues a viejita vas a morir?
¿Algún día vas a morir?: la verdad que hiere nuestra infancia

¿Algún día vas a morir?: la verdad que hiere nuestra infancia.- Todavía ellos no lo logran asimilar que algún día no vamos a estar, pues la mayoría, empieza a preguntar esto, entre los 5 ó 6 años de edad. Solo les causa ansiedad saber que faltaremos, y aunque tratemos de explicarles, simplemente se niegan a aceptarlo.‎

Mi primogénita hija tiene actualmente 6 años, y un día esto la perturbó; me preguntaba si era cierto: ¿Qué, cuando yo llegara a una cierta edad, iba a morir?, no sabía que responderle, en ese momento me la quedé mirando y rápidamente traté de analizar: si mentirle para que no sufriera, pues pensé que estaba muy pequeña y está conversación podía dejarla para cuando pudiera entender y comprender un poco más, o responderle con sinceridad en ese preciso momento.

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‎Definitivamente, mentirle no era necesario, iba a crear una bola de nieve que no sabía a donde podía parar, de pronto una voz en mi interior me alertó, como si se tratase de Dios hablándome en ese momento; respondí: sí, hija.

‎De nuevo lágrimas brotaron de sus ojitos, ahora más seguidas y con un profundo dolor, que mi corazón también sentía, como si se tratara del de ella.

‎Desde ese día, no puede escuchar que yo diga frases en forma jocosa, «estoy viejita vale», porque corre a decirme que no, que aún no, pues esa palabra a ella, sin duda, la desestabiliza y aunque le he explicado con todo mi amor que es nuestra naturaleza humana, ella aún no lo puede internalizar.

‎Y es que nadie está preparado para perder a una madre, ni siquiera a  cualquier ser querido, pero, ¿ Te has detenido a pensarlo?. A medida que vamos creciendo, vamos convenciéndonos de que es naturaleza humana y poco a poco tratamos de prepararnos para ese momento.

No sabremos responder, si duele menos o más perder a tu madre cuando está «viejita» o aun sin estarlo,  pero, de lo que sí estamos seguros, es que nos causa un dolor profundo, y es que como seres humanos es normal sentir dolor, sin embargo, tenemos una promesa hecha por un ser supremo, ¿Lo sabías?.

Dios nos promete en su palabra 1 de Corintios capítulo 15, que podremos conservar nuestra identidad en  el cielo, solo es nuestro cuerpo el que muere, nuestra alma y espíritu sale de él, y hasta la venida de Cristo, podremos irnos y juntarnos con nuestros familiares.

‎No sentir dolor por nuestros seres queridos que ya no están, es imposible, y aunque es difícil asimilar y sentir gozo frente a una situación como esta, debemos estar seguros de que no es cualquier persona el que nos ha prometido volver a reencontrarnos, es el creador del universo; dile a tus hijos que es nuestra naturaleza nacer y morir, pero que es Dios quien decide cuando sucederá, y es él quien te ha regalado la promesa más grande del mundo, y es volvernos a encontrar con mamá, papá, abuelo, primos, hermanos, amigos..…

EO// Redacción: Lcda. Carlenis Avendaño