Seguro has conocido en tu propia familia, en el barrio o en los programas de televisión a niños que tienen habilidades extraordinarias y llamativas para su edad

Cómo se estimula la inteligencia de los niños

Cómo se estimula la inteligencia de los niños Seguro has conocido -en tu propia familia, en el barrio o en los programas de televisión- a niños que tienen habilidades extraordinarias y llamativas para su edad.

Algunos son excelentes en matemáticas, otros nacieron con una aptitud excepcional para tocar un instrumento musical.

También los hay que superan todas las expectativas en un deporte o dibujan cuadros con la habilidad de un maestro de las bellas artes.

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Pero, ¿cuáles son los factores que influyen en la formación de un «pequeño genio»? ¿Es posible estimular la inteligencia -o al menos ciertas capacidades- desde una edad temprana?

Para encontrar respuestas a estas y otras preguntas, BBC News Brasil conversó con la doctora Magda Lahorgue Nunes, profesora de Neurología de la Pontificia Universidad Católica de Rio Grande do Sul (PUC-RS) e investigadora del Instituto del Cerebro (InsCer), en Porto Alegre.

La especialista, que también coordina el Departamento de Neurología de la Sociedad Brasileña de Pediatría, señala que el concepto de genio infantil ha sufrido una serie de transformaciones en los últimos años.

Hoy existen más formas de entender y evaluar la inteligencia en los primeros años de vida.

También advierte del riesgo de que ciertos dones y habilidades se conviertan en una carga, si se empieza a reconocer y exigir demasiado al niño por ellos.

La plasticidad cerebral

Pero, ¿hay alguna zona del cerebro que esté sobredesarrollada en estos pequeños genios?

Nunes señala que, durante mucho tiempo, se creyó que una inteligencia superior a la media estaba relacionada con el nivel de maduración de una región de la materia gris llamada corteza prefrontal, situada cerca de la frente.

«Pero hoy en día, gracias a los estudios con resonancia magnética funcional y otras técnicas, sabemos que esta zona relacionada con la inteligencia es mucho más amplia», explica.

«De hecho, no es un lugar específico. Lo más relevante aquí es la red de neuronas y cómo estas células se conectan e interactúan entre sí», añade.

Uno de los estudios que detalla estos aspectos fue publicado en 2014 por expertos del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje, en España, y de las universidades de California en Berkeley y Davis, en Estados Unidos.

La manera en que las neuronas interactúan entre sí determina la inteligencia | Foto Getty Images

«Las mejoras en las funciones cognitivas superiores desde la infancia hasta la edad adulta reflejan la integración de sistemas cerebrales complejos y ampliamente distribuidos», escriben los científicos.

En otras palabras, la forma en que las neuronas -responsables de transmitir los impulsos nerviosos relacionados con el razonamiento y la memoria, entre otras funciones- «hablan» y crean conexiones fuertes parece ser decisiva en este caso.

De hecho, la formación de una red neuronal sólida desde la infancia es importante durante toda la vida, según los investigadores, e incluso puede retrasar la aparición de signos de demencia en la vejez.

Nunes añade que durante nuestros años de formación hay una valiosa ventana en la que los estímulos cognitivos tienen un impacto aún más profundo.

«Esta plasticidad cerebral está en su punto más activo hasta los tres años», señala.

En este contexto, el término plasticidad se refiere precisamente a la capacidad de las células nerviosas para cambiar y establecer conexiones sólidas mediante el aprendizaje y los estímulos externos.

Evitar las exigencias

Nunes advierte que, dependiendo de cómo perciban los mayores la inteligencia fuera de serie de un niño, puede convertirse en una fuente de angustia para los más pequeños.

«Es bueno que los padres reconozcan las habilidades de sus hijos y las fomenten», dice.

«Pero el niño no puede convertirse solo en esa habilidad. Podemos tener un genio de las matemáticas, pero sigue siendo un niño».

Esto ocurre cuando al niño sólo se le reconoce su don y ya no puede hacer otra cosa o incluso se le disuade de explorar otras áreas de conocimiento.

«En ese momento, ya no es algo que el niño disfrute, que le haga feliz, sino que se convierte en una carga», dice el neuropediatra.

«El papel de los padres aquí es encontrar un equilibrio y nunca poner demasiadas responsabilidades o expectativas en los niños», concluye

EO// Nangelys Gamboa /// con información de: El Nacional