Al viajar solos o acompañados se nos alumbra el corazón y desarrollamos la capacidad de amar, la empatía, compasión
RUTA DEL BUEN VIVIR turismo vivencial comunitario. Al prestado caminar por la vida, vamos cantando con Pacha, al tránsito de altibajos, sin ataduras o apegos vamos despiertos, aprendemos soñar con los ojos abiertos y ser felices, alegres como los niños y niñas. Cuesta vencer condicionamientos y todo se posibilita al darse, brindar, haciendo felices a nuestros hermanos y hermanas.
Al viajar solos o acompañados se nos alumbra el corazón y desarrollamos la capacidad de amar, la empatía, compasión, responsabilidad, fraternidad, colaboración que nos perfuman de bondad y gracia a nuestra humanidad sufriente, con esas ráfagas espirituales sin tiempo ni espacio.
Un mágico deletrear nos deleita las ‘’nostalgias y angustias’’, sinsabores que se alejan a las energías amorosas y risas sin motivos ni pensares. Esos viajes en Navidad abren espitas, epifanías al encuentro del 2024 lleno de esperanzas, calman miedos ancestrales. El tratar al otro como quiera ser tratado, nos ahorraría sufrimientos, porque los dolores jamás se irán en las interacciones y, es el modo de responder casi determinante en las relaciones humanas.
Nada es fácil en la vida y muchas veces los contextos dictan pautas como, estresores de guerras, hambres, angustias que, hacen de las necesidades más sencillas se conviertan en inalcanzables, pero, ‘’la soledad y angustia ceden cantando’’; las realidades de intolerancia, miedos reales o imaginarios que nos bloquean se aflojan al concientizarlos.
RUTA DEL BUEN VIVIR turismo vivencial comunitario. Aún en circunstancias bordeline es posible revertir traumas cristalizados y ayudan al bienestar la terapia en los bosques, sus sonidos son alimento espiritual que nos elevan al dejar miedos de fracasar, al que dirán, culpas…
Cada ser humano vivencia y experimenta sensaciones, emociones que potencian los sentidos y pensar. Reta la capacidad de vivenciar en casi todos los umbrales; posponer las gratificaciones inmediatas desarrollan la voluntad. Poder único del Sapiens que logra con una disciplina férrea.
Potenciar los sentidos, saborear ‘’sin voluntad soy pura emoción’’, alejaría la inteligencia emocional: empatía, resiliencia, diálogo con el corazón, la razón e intuición; la curiosidad con atención posibilita la creación en todos los campos y generan despertares al viajar. Gestión del turismo vivencial comunitario del Buen vivir Costa Rica que nos posibilita conectar con la naturaleza del ser, a la madre Pacha y toda vida visible e invisible.
En cada viaje, pude reconstruir memorias y recobrar algo del quechua en una Costa Rica mestiza, multicultural en luchas sostenidas por sus aborígenes, de gentes que aman la tierra. Mirar, percibir y sentir ancestros Chibchas, Mayas, Nahuas, Huetar, Maleku, Bribri, cabécar, Boruca con mundos tan parecidos al quechua me resuenan al pisar por primera vez Costa Rica en voces y coloridos de pajarillos; igual recuerdo voces caribes, chaimas, guaraos, kariñas que me sonaron al llegar a Venezuela y escuché Guaira, palabra quechua de vientos y, en Costa Rica los sonidos me hablan, como Pacaca, Chirraca.
Al migrar de un lugar a otro, emigrar a otro países nos ofrecen establecer vínculos, comprender diferentes cosmovisiones y descubrir personas hermanadas al canto de Pachamama a la contemplación maravillosa y restauradora de lugares sacros.
En la Ruta del Buen Vivir pude vivenciar y degustar espacios tan disímiles y mágicos, como: Santuario Quetzales, Turrialba; El Chirraca de la Selva, Acosta; Pozo de Agua, Guanacaste; espacios de Pasoancho, Quitirrisí, Tabarcia, Rodeo, Jaris, Mora; Desamparados, Naranjo, Aserrí
Las causalidades me brindan retornar al Centro Turístico Ecológico El Chirraca de la Selva al ser elegida en la rifa de la Ruta el Buen Vivir turismo vivencial comunitario el 25 de Diciembre del año pasado para una noche de estadía con cuatro personas y, solo la gratitud me embelesa
RUTA DEL BUEN VIVIR turismo vivencial comunitario. Esta empresa familiar fue fundada por el amigo Evelio Badilla y su esposa, el 15 de abril de 1996 en el caserío Chirraca de cien años y, la familia se dedicó al rescate de los árboles Chirra- ca.
El árbol Chirraca se utiliza como incienso, aceite y bálsamo como en antiguos rituales, frondoso y fuerte, en peligro de extinción y en el Chirraca de la Selva habitan árboles de dos siglos, con más de 50 metros, en una extensión de 8 hectáreas del bosque tropical con rugidos, aguas cantarinas, piar madrugador, aires batidos al ensueño de chirracas con vistas magnas del cerro Dragón, que es el más importante con mas de dos mil metros y, cerros Salvaje, Bolívar, Aguas buenas, caminerías, apachetas y una exquisita atención familiar con la satisfacción de comidas que nos alimentan el cuerpo y alma.
Por: Ana Anka
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