Quizás nunca te has detenido a pensar cómo se sienten los demás, el tiempo y tus situaciones, tal vez, no te han dejado hacerlo, pero estoy convencida que sí es necesario caer en una necesidad para reflexionar que no solo tú tienes procesos que pasar
“Estamos vivos y eso es ganancia”-. Estamos en la época más hermosa del año y tristemente las camillas de las diferentes áreas de cualquier centro asistencial están colmadas de pacientes adultos y pediátricos, batallando con una enfermedad, algunas pasajeras, otras con diagnósticos desgarradores.
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Son tantas historias las que se viven en un hospital, por dar un ejemplo: el sufrimiento de niños que no toleran más los tratamientos, la angustia de un familiar, la desesperación del adulto porque no tiene para adquirir una jeringa para suministrar la dosis del día, la madre que llevó a su hija por cuadros virales y terminó diagnosticado con leucemia.
Es allí donde nos debemos frenar para realizar una evaluación exhaustiva de nuestro entorno familiar y personal y finalmente agradecer a Dios, para el que cree, o a la vida por todo lo que nos da y los que nos quita, porque por algo está sucediendo y eso nos tiene que motivar a reflexionar siempre para adecuar o mejorar situaciones.
Agradece todo lo bueno y lo malo que te suceda y siempre piensa que otros están pasando por complicaciones de las que tú estas libre. Practicar la empatía también es esencial, recordando que no todos tienen un buen día.
EO// Redacción de: Lcda. Carlenis Avendaño