William Penn, “La pérdida de tiempo es lo menos recuperable”
El tiempo avanza constantemente y no podemos retroceder-. Hay un recurso que todos poseemos por igual, sin importar nuestra edad, riqueza o lugar de nacimiento: el tiempo. Sin embargo, es también el que más desperdiciamos, como si tuviéramos una reserva infinita. Vivimos posponiendo lo importante, creyendo que siempre habrá un “después”, un “mañana”, un “cuando tenga tiempo”.
Vivimos en una cultura vive ajetreada para producir, el hacer sin parar, el llenar cada minuto con tareas. Pero pocas veces nos detenemos a pensar si lo que hacemos tiene sentido, si nos acerca a quienes amamos, si nos hace sentir vivos.
¿Cuántas veces hemos dejado de llamar a alguien que queremos por estar “ocupados”? ¿Cuántas veces hemos postergado un sueño por miedo o comodidad? El tiempo no espera. Y aunque suene duro, la vida tampoco. William Shakespeare: “El tiempo no vuelve atrás, por lo tanto, planta tu jardín y adorna tu alma en vez de esperar que alguien te traiga flores”.
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No se trata de vivir con prisa, sino con conciencia. De priorizar lo que realmente importa: una conversación sincera, una caminata sin rumbo, un abrazo largo. Porque al final, lo que recordaremos no serán los correos respondidos a tiempo, sino los momentos que nos hicieron sentir vivos.
No miremos el reloj como un tirano, sino como un recordatorio de que estamos aquí, ahora. Y que cada minuto que vivimos con intención es un acto de amor hacia nosotros mismos y hacia los demás. Alfred Lord Tennyson: “Los dos guerreros más poderosos son la paciencia y el tiempo”
El tiempo no vuelve. Pero nosotros sí podemos volver a lo esencial
EO/// Redacción de Heidi Campos