Operan como una orquesta perfectamente afinada, aunque a menudo ignorada, que traduce las vibraciones, las partículas y la presión del universo exterior en la sinfonía única que llamamos conciencia

Una reflexión sobre los cinco sentidos-. Los cinco sentidos no son meros mecanismos biológicos; son la arquitectura de nuestra realidad. Estos operan como una orquesta perfectamente afinada, que traducen las vibraciones, las partículas y la presión del universo exterior en la sinfonía única que llamamos conciencia.
El olfato es el sentido más primitivo y directo, su vínculo con el sistema límbico lo convierte en un portal instantáneo al pasado. Ya que con un simple aroma como el pan recién horneado o la tierra mojada, pueden evocar recuerdos y sentimientos complejos que la vista o el oído raramente pueden igualar.
Por otro lado, el gusto no existe sin que la sustancia (el alimento) entre literalmente en nuestro cuerpo. Así como también el tacto requiere contacto físico.
Leer también: En el Día de la Alimentación: Los platos de mi tierra
Actualmente, el mundo virtual es predominantemente óptico y auditivo, pero ¿qué sucede cuando dependemos en exceso de estos dos únicos instrumentos? Pues, empobrecemos nuestra conexión con el mundo real, la textura de una madera, el calor de un abrazo o la complejidad sutil de un sabor.
Los cinco sentidos son nuestro regalo evolutivo más valioso ya que nos ofrecen una inmersión completa en la realidad. Asimismo, nuestra responsabilidad no es solo usarlos, sino apreciarlos.
Detenernos a escuchar la lluvia, oler las flores, saborear conscientemente una comida o sentir el viento en la piel es un acto de resistencia. Al hacerlo, honramos la maravillosa complejidad de ser humano.
EO// Redacción: Victor Rojas
