“Siempre hay un momento en la infancia en que se abre una puerta y deja entrar el futuro”. (Graham Greene)

La infancia Un recuerdo que jamás vamos a olvidar y siempre vamos a extrañar-. De niños, anhelamos ser adultos, y de adultos, añoramos la inocencia infantil. Rememorar la niñez nos llena de alegría, pues es una época libre de preocupaciones y ansiedades. Era cuando pasábamos cada minuto con nuestra familia y amigos. Todos los gritos y llantos eran escuchados, y todas las preguntas tenían respuesta.
Una encuesta realizada a 2000 adultos reveló que el 67 % extraña su infancia, y 4 de cada 10 creen que esos días fueron los mejores de su vida. ¿Pero por qué recordamos y añoramos tanto volver a nuestra infancia? Pues bien, todos sabemos que la vida de adulto no es nada fácil y aunque ya podamos ser libre al tomar una decisión, pensamos ¿cuál sería la decisión correcta?, con un gran peso, esto quiere decir que ya tenemos que hacernos cargo de nuestras acciones.
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Por esta razón pensamos tanto en nuestra infancia, debido a que no teníamos preocupaciones ni pensamientos que nos hicieran sentir mal, es comprensible que añoremos la sensación de pertenencia y la sencillez de la infancia, cuando pensábamos que la vida de adulto era mucho mejor que ser un niño y ahora que somos responsables de nuestros actos queremos huir de ellos.
Sea cual sea el motivo, no podemos perder el tiempo lamentándonos por un pasado que ya no existe y que no volverá. Eso sí, ser adultos no nos limita actuar como un niño de vez en cuando, que nuestro niño interior no se vea afectado por todo lo que vivimos mientras vamos creciendo y si tienes que crear tus propias alegrías, hazlo, porque la vida no avisa y a veces nos sorprende en un abrir y cerrar de ojos.
EO/// Redacción de Heidi Campos
