El gobierno chino acusó a Estados Unidos de practicar una doble moral

China desafía a Estados Unidos: defiende su control sobre las tierras raras-. En un gesto que reaviva las tensiones entre las dos mayores economías del planeta, el Ministerio de Comercio de China defendió su decisión de controlar la exportación de tierras raras, minerales esenciales para la fabricación de productos tecnológicos como semiconductores, baterías y dispositivos móviles.
La medida, considerada por Pekín como “legítima y necesaria”, busca proteger sus recursos estratégicos. Sin embargo, en Washington fue interpretada como una provocación económica.
Las tierras raras son el corazón de la industria tecnológica moderna. Sin ellas, el desarrollo de vehículos eléctricos, chips avanzados y sistemas de defensa sería imposible. China concentra más del 70 % de la producción mundial, lo que le otorga un peso geopolítico clave.
Cuando el presidente estadounidense Donald Trump anunció un arancel del 100 % a los productos chinos, el mensaje fue claro: Washington no tolerará lo que considera una “postura comercial agresiva”.
“No queremos una guerra comercial, pero tampoco la tememos”, afirmó el Ministerio de Comercio chino.
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El gobierno chino acusó a Estados Unidos de practicar una doble moral. Mientras Washington impone restricciones por motivos de “seguridad nacional”, su lista de control de exportaciones supera los 3 000 artículos, más del triple que la de China.
“Las amenazas de altos aranceles no son el camino adecuado”, subrayó Pekín, instando a resolver las diferencias mediante diálogo y respeto mutuo.
Expertos advierten que esta nueva disputa puede sacudir los mercados globales, interrumpir las cadenas de suministro y encarecer los precios de los productos tecnológicos.
Durante meses, la tensión parecía disminuir. Las reuniones bilaterales hablaban de “tregua” y “cooperación”. Pero el anuncio de nuevos aranceles de Trump y las medidas de control de exportaciones de China han devuelto el conflicto a la primera plana mundial.
“Es como agitar el avispero”, expresó el economista Aleksandar Tomic, de Boston College. Según él, la escalada actual podría tener efectos similares a los de la guerra comercial de 2018, cuando el crecimiento global se desaceleró y los mercados financieros se tambalearon.
China insiste en que su política no busca confrontación, sino proteger sus intereses estratégicos y garantizar un comercio internacional más equilibrado. Pero detrás del discurso técnico late una disputa más profunda: el control del poder tecnológico del siglo XXI.
El desenlace dependerá de si ambos países logran retomar el diálogo. Hasta entonces, cada restricción o arancel es un movimiento más en un tablero global cada vez más tenso.
EO/// Con información de: MSN
