Ese escalofrío que recorre tu cuerpo con tu melodía favorita resulta que tiene un nombre, frisson (pronunciado free-sawn)

¿Por qué se nos eriza la piel al escuchar una canción?-. Si se trata de hablar de emociones, siempre hay algo de misterio, como si por más empeño científico que pongamos en ellas, entenderlas sea una tarea imposible. Hay quien se emociona simple y naturalmente con el contacto físico de otra persona, al mirar obras de arte, en el cine o dándole volumen al reproductor.
Ese escalofrío que recorre tu cuerpo con tu melodía favorita resulta que tiene un nombre, frisson (pronunciado free-sawn), un término francés que viene a decir algo así como “escalofríos estéticos”. No obstante, algunos investigadores incluso lo han llamado “orgasmo de la piel”. Porque sí, este lenguaje de la música que nos atraviesa ha despertado todo tipo de curiosidades, hasta el punto de que existen líneas de estudio enfocadas en él.
Como explica el propio Colver en un artículo para The Conversation, si bien los científicos aún están descubriendo los secretos de este fenómeno, una gran cantidad de investigaciones en las últimas cinco décadas han rastreado los orígenes del escalofrío en la forma en que reaccionamos emocionalmente ante estímulos inesperados en nuestro entorno, particularmente la música. Es decir, existe un rastro o estela que podemos seguir para tratar de descifrar nuevas ideas al respecto.
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“Algunos científicos han sugerido que la piel de gallina es un vestigio evolutivo de nuestros primeros ancestros, que se mantenían calientes a través de una capa endotérmica de calor que retenían inmediatamente debajo de los vellos de su piel”, explica el experto.
Hasta ahora, los científicos y expertos en musicología saben que los pasajes musicales que incluyen armonías inesperadas, cambios repentinos en el volumen o la entrada en movimiento de un solista suelen ser claros desencadenantes de escalofríos. El motivo no es otro que el hecho de que desmontan cualquier expectativa del oyente (siempre que sea de manera positiva).
“Predijimos que si una persona estaba más inmersa cognitivamente en una pieza musical, era más probable que experimentara escalofríos” Con esto como base, la investigación sobre la prevalencia del frisson ha variado ampliamente, con estudios que muestran que entre el 55% y el 86% de la población puede experimentar el efecto.
EO/// Con información de: El Confidencial