La Asociación Americana del Corazón recomienda no superar los 25 gramos diarios en mujeres y 36 gramos en hombres
Acné y fatiga podrían indicar un consumo alto de azúcar-. La presencia de acné persistente, fatiga sin causa aparente y antojos intensos puede funcionar como una advertencia ante el consumo elevado de azúcar; diversos estudios señalan que estos síntomas, junto a alteraciones digestivas y emocionales, reflejan desequilibrios provocados por la ingesta excesiva de azúcares simples, especialmente los añadidos en productos procesados.
La Asociación Americana del Corazón recomienda no superar los 25 gramos diarios en mujeres y 36 gramos en hombres, mientras que la Organización Mundial de la Salud establece como límite ideal los 25 gramos y como máximo los 50. Sin embargo, identificar el azúcar añadido en etiquetas representa un desafío. Ingredientes como sacarosa, fructosa, glucosa, jarabe de maíz de alta fructosa, maltosa, miel y siropes suelen camuflar la cantidad real que se consume.
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La dermatóloga Lela Ahlemann explicó que el azúcar eleva la glucosa en sangre sin generar saciedad, lo que favorece el aumento de peso y estimula las glándulas sebáceas, provocando acné. Además, los picos de insulina pueden generar hipoglucemia relativa, lo que se traduce en irritabilidad, hambre constante y deseo compulsivo de ingerir más azúcar.
Los científicos de MedlinePlus advierten que la hiperglucemia sostenida puede provocar sed intensa, visión borrosa, boca seca y micción frecuente, sobre todo durante la noche. Estos síntomas, si se prolongan, debilitan el sistema inmunológico y aumentan la susceptibilidad a infecciones. También se documentó una relación directa entre el exceso de azúcar y la inflamación silenciosa, que acelera el envejecimiento y afecta la función intestinal.
La nutricionista Lauren Manaker señaló que el azúcar en exceso genera altibajos energéticos que afectan el sueño, provocan agotamiento y dificultan la concentración. Además, pueden aparecer hinchazón, estreñimiento, diarrea y dolores de cabeza, junto a lo que se conoce como “mente nublada”. Estos efectos impactan la calidad de vida y el bienestar emocional.
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Retomar hábitos saludables y evitar medidas extremas permite al organismo recuperar su equilibrio. La clave está en la constancia, la información clara y el acompañamiento profesional para reducir el impacto del azúcar en el cuerpo.
EO//Con información de: El Aragueño