Entre la firmeza de ayer y la sensibilidad de hoy

La realidad es que el cambio en la crianza no es ni enteramente bueno ni malo. Es un reflejo de un mundo que ha evolucionado
Entre la firmeza de ayer y la sensibilidad de hoy

Entre la firmeza de ayer y la sensibilidad de hoy – La forma de crianza ha cambiado drásticamente. Si preguntamos a quienes crecieron en los años 80, la respuesta será clara: la disciplina era estricta, la autoridad de los padres era incuestionable y las emociones, a menudo, se dejaban de lado en favor de la resiliencia. El “porque lo digo yo” no necesitaba más explicación.

Hoy, la crianza se ha transformado. El diálogo, la negociación y la validación de los sentimientos son los nuevos pilares. Los padres buscan ser confidentes de sus hijos, creando un ambiente de apertura que contrasta fuertemente con la rigidez de antaño.

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Esta evolución ha traído consigo un debate inevitable. ¿Son los jóvenes de hoy más débiles emocionalmente y más rebeldes? Algunos señalan que la falta de límites claros ha generado una generación con menor capacidad de frustración y un sentido de la disciplina más relaja o poco menos estricto moralmente. La sobreprotección, aunque bien intencionada, podría estar impidiendo que los jóvenes desarrollen la fortaleza necesaria para afrontar los desafíos de la vida adulta.

Sin embargo, sería injusto ignorar los beneficios del cambio. La crianza de los 80, con toda su firmeza, a menudo generaba una brecha emocional entre padres e hijos. Los jóvenes de hoy, en cambio, tienen la oportunidad de crecer en un entorno donde se les enseña a reconocer y gestionar sus emociones, lo cual es vital para una salud mental equilibrada.

La clave no reside en añorar un pasado que también tuvo sus fallos, sino en encontrar un equilibrio. Es fundamental combinar la sensibilidad y el diálogo de la crianza actual con la claridad de los límites y la disciplina que forjaban el carácter de las generaciones anteriores. La verdadera fortaleza se construye no solo en la libertad, sino también en el respeto a las normas.

EO// Redacción: Nangelys Gamboa